- CRÍTICAS -
“EL SEÑOR GALINDEZ" DE EDUARDO PAVLOVSKY
Un Clásico del Teatro Argentino
Dirección General DANIEL LOISI
“Declarada de Interés Cultural en la Ciudad de Buenos Aires”
"Declarada de Interés Cultural en la Ciudad de Mar del Plata"
Todas Las Críticas!!!....
Temporadas 2012- 2013-
2014- 2015- 2016 Y 2017
Dijo Rómulo Berruti:
"Impactante y fuerte espectáculo con actores que se la juegan con escenas
fuertísimas, violencia extrema, imposible aburrirse, una obra que hay que
ver....!!!!!! (Plumas, Bikinis y tango, 92,7 - La 2x4)
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Dijo Luis Kramer:
"El Señor Galindez" dirigida y actuada por Daniel Loisi con un grupo
actoral magnífico y una puesta en escena brillante, sorpresiva y muy magnética,
la mejor de todas las versiones" - Radio América: "Cinefilia"
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Dijo Jorge Dorio: Un espectáculo fuerte y
conmovedor, no puedo hablar, impactante, demoledor, para ver y pensar.
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Dijo
Diario Info Bae: Un auténtico clásico de Eduardo Pavlovsky y uno de los textos
más fuertes de la dramaturgia argentina de las últimas décadas. El señor
Galíndez es, ni más ni menos, un torturador. Pero su vida es además el rito de
lo cotidiano, de lo que le pasa a todas las personas todo el tiempo. Daniel
Loisi -director de la puesta y actor- toma el drama y concibe una puesta en
escena fuerte, de enorme actualidad, donde el contraste entre la persona y lo
que hace nos lleva a cuestionar las raíces más profundas del mal y de la
perversidad. El elenco de la obra se pliega a la intensidad que el propio texto
propone y provoca un espectáculo que cuestiona e interpela a ese monstruo que
todos podríamos llevar dentro.
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Dijo Gabriel Fresta: Impactante, jugada, excelentes actuaciones, climas
desgarradores, gran puesta en escena....!!! Radio Del Plata. Portal MSN
"El Señor
Galíndez": Imágenes del horror
Buenos
Aires, 25 de junio (Reporter, por Gabriel Fresta). Continúan las funciones de "El
Señor Galíndez", un clásico del teatro contemporáneo. La obra de Eduardo
Pavlovsky narra la historia de tres personas que aguardan ocultas la llamada de
teléfono de quien los manda a cumplir "trabajos". Encargos que
llevarán al espectador, primero a la incertidumbre de quien es el demandante y
también a cuáles son las labores y de qué manera las llevarán a cabo.
Abruptamente,
la verdad aparece en forma de brutal tortura dejando entrever que la voz en el
teléfono nos conduce directamente a una parte nefasta de la historia.
El grupo de
teatro liderado por Daniel Loisi (quien dirige y protagoniza) invita con la
obra a un pesadillesco encuentro con la violencia, con ánimo de retener en la
memoria hechos que nunca deben olvidarse. El teatro funciona, así, como
documento y activador de la memoria.
Es difícil
la tarea de encontrar un grupo de actores que ofrezcan no sólo su buena
interpretación sino que además involucren su cuerpo en una obra de tanta
exigencia física.
Es por eso
que hay que destacar en esta puesta los nombres de estos jóvenes que llevan a
buen puerto esta difícil propuesta.
Más allá de
Loisi vemos a Gustavo Langelotti, Pablo Walluschek y Daniela Cerliani
destacando la labor de Laura Manzaneda que, quizás por la exigencia del papel
que interpreta, merece un tratamiento especial.
"El
Señor Galíndez" se puede ver en el Teatro IFT, en Boulogne Sur Mer 549 de la Ciudad de Buenos Aires, los
viernes a las 22. (Reporter)
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Valioso material documental
Espectáculos
Por Carlos
Pacheco - LA NACION
Daniel Loisi, en tanto director, logra un espectáculo muy equilibrado en el que
la violencia, la tensión, el ritmo, van alimentando con acierto ese realismo
exasperado que reclama el texto. Loisi diseña también unos personajes muy
elocuentes. Con rasgos muy bien definidos, los intérpretes se dejan arrastrar
de manera fluida por esas conductas que han modelado con mucha seguridad. El
cruce de esos mundos es potente y, por lo tanto, el espectador se verá verdaderamente
agobiado por algunas escenas que resultan buena síntesis del germen de la
pieza.
Para muchos, El señor Galíndez puede resultar un material muy
coyuntural, fuerte expresión de una época, cuya vigencia puede resultar
cuestionable. Lo cierto es que, en esta puesta, ese texto adquiere una
interesante dimensión documental y eso resulta valioso.
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Dijo Patricio Paludi: Un espectáculo impactante con
actores que le ponen el cuerpo a situaciones extremas. Después de verla todos
necesitamos un tiempo para salir de esa realidad tan shockeante a la que te
somete. Una aproximación a la faceta más humana de personajes monstruosos de
nuestra historia. No se la pierdan. Todos los viernes a las 22 hs en el Teatro
IFT Boulogne Sur Mer 549 a
metros de Av. Corrientes.
CRÍTICA POR PATRICIO PALUDI- MEDIO: RADIO ARINFO
Tres
personas en una habitación esperan ordenes de un jefe al que no conocen
personalmente. Beto y Pepe llevan años trabajando juntos, se conocen muy bien.
El tercer hombre acaba de llegar, es mucho mas joven y debe ser preparado y
entrenado para aprender a realizar los “trabajos”
que el Señor Galindez solicita. La relación con el novato no es para nada
cordial y el entrenamiento mismo se convierte en una sesión de tortura…
Esta pieza emblemática de Pavlovsky nos entrega una
mirada a la faceta mas intima y cotidiana de un grupo de torturadores que
aunque se comportan como personas normales llevan la violencia a flor de piel,
generando una situación de tensión y terror constante. La única forma de
relacionarse de estos personajes es a partir del sometimiento, el abuso y la
agresividad.
El Señor Galindez busca a través del realismo
extremo de sus interpretes conmocionar a los espectadores. Durante el
espectáculo Daniel Loisi (director y actor) da rienda suelta a la cruda
violencia y todo el elenco responde de forma maravillosa. Sin dudas una obra
impactante y excelentemente actuada que somete al publico a una experiencia
fuerte y estremecedora que no los dejará indiferentes.
El Señor Galindez de Tato Pavlovsky dirigida por
Daniel Loisi y con las actuaciones del director junto a Pablo Walluschek,
Gustavo Langelotti, Laura Manzaneda y Daniela Cerliani, comienza a despedirse
en esta exitosa segunda temporada y lo hace con dos funciones especiales los
dias Miercoles 6 y 13 de Noviembre a las 22 hs. en el teatro IFT.
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El regreso de una pieza
fundamental del teatro político –
Tiempo Argentino
El espectador,
desde el principio, se sumerge en un clima demasiado intenso. A medida que pasa
el tiempo, el estado de incomodidad e incertidumbre aumenta junto con los
niveles de violencia de cada escena. La obra El señor Galíndez, de Eduardo
Pavlovsky, fue estrenada por primera vez en 1973 y a partir de ahí se convirtió
en una de las piezas fundamentales del teatro político. Hoy, el director Daniel
Loisi decide llevar hasta el límite el texto y mostrar de forma realista y
cruda el relato del autor.
El sonido violento de las
cachetadas y las trompadas sobre la piel retumba en la sala. Mientras discuten
y pelean, los personajes rompen con la cuarta pared y se meten entre las
butacas: el espectador se vuelve parte de la escena y, de forma inevitable, se
convierte en un testigo silencioso de lo que pasa en ese lugar.
Esta versión de El señor
Galíndez, ayudada por el diseño de las luces y por la música al estilo de las
películas de Leonardo Favio, apela al impacto visual y emotivo. Los actores ponen
el cuerpo a disposición del texto y se dejan gritar, insultar, golpear y
arrastrar por el suelo.
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Dijo Jorge Booth -
Tierra de Actores - Am 740 -28 de junio
Anoche fuí a ver "El Señor Galíndez" de Eduardo Pavlovsky al Teatro
IFT, gracias a la gentil invitación que me hicieron llegar. Lo hice, sabiendo
que es una obra muy fuerte, que habla sobre los torturadores, sobre los grupos
de...
tarea de las dictaduras militares que tanto
sufrimos en nuestro país años atrás. La puesta de Daniel Loisi es
impresionante, desgarradora, ya que muestra con la máxima verdad posible en un
escenario teatral, la violencia, el sadismo, la locura de los torturadores y el
pánico de las víctimas. Se mete a pleno, con absoluta verdad, en una de las
peores facetas que podemos mostrar los seres humanos. Un aplauso para director
y elenco, que realmente "ponen el cuerpo" en esta obra.
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PÁGINA12
"TATO"
PAVLOVSKY EN LA CARTELERA PORTEÑA
Teatro para mantener viva la memoria
Daniel Loisi realizó la puesta de El señor Galíndez: "Pavlovsky
hoy está más vigente que nunca, Loisi, quien está al frente de El señor
Galíndez, otra de las obras más conocidas del teatro pavlovskiano, desliza:
"Hoy, que los argentinos tenemos memoria, Tato está más presente que
nunca. Moviliza y agiliza la memoria".
El señor Galíndez es una obra que tiene sus años es de 1973, pero podría
decirse que el tiempo la ha convertido en un clásico. Todavía tiene mucho que
decir, más en una sociedad que ha puesto en el centro de la discusión política
la cuestión de los derechos humanos, un tema omnipresente en los libros de
Tato.
Por El señor Galíndez, pieza fundamental del teatro político, a Pavlovsky le
pusieron una bomba, en 1974. Si los textos están atravesados por la historia,
éste es un caso paradigmático. Con esta obra, los espectadores se encontrarán
con un relato coral que Potestad, con más personajes, y más realista también.
En realidad, hiperrealista. Loisi buscó, sobre todo, que el espectáculo emane
violencia. "Esta puesta es diferente a todas las que se hicieron. Algunos
colegas me dijeron que es la versión más impactante de todas", arriesga el
director. "Siempre camino en el borde del teatro y el estilo
cinematográfico u operístico. Intento un teatro vivo, de sangre, sin mentiras y
con mucha pasión", asegura. El también está en escena. Encarna a Beto, uno
de los torturadores de poca monta que recibe, junto a Pepe (Gustavo Langelotti)
la visita de un joven torturador con formación intelectual.
Este joven llamado Eduardo (Pablo Walluschek) llegó para aprender la práctica
de la mano de Pepe y Beto. Tal como está en el texto, quien da las órdenes,
Galíndez, no aparece en escena: en primer plano hay un teléfono, que es el
símbolo de esa presencia-ausencia. Hay, efectivamente, mucha violencia en la
puesta: hay golpes, personajes que se arrastran y que gritan. "Trabajamos
la violencia y el erotismo buscando una credibilidad lo más grande posible,
sobre todo en la escena de tortura con las actrices que representan a las
prostitutas (Laura Manzaneda y Daniela Cerliani). Ahí queda reflejado lo
enfermos que son estos tipos, que ni pueden gozar del sexo porque encuentran el
verdadero goce en la tortura", reflexiona Loisi. "Busqué una ruptura
teatral que se da en varios momentos: por ejemplo, cuando mi personaje golpea
con el cinturón al joven. Le dice: ‘¿Qué te crees? ¿Que estás en un teatro?
Esto es de verdad’. Rompemos la cuarta pared y hacemos que el público deje de
ser un espectador pasivo", concluye.
El señor Galíndez: viernes a las 22 en el IFT, Boulogne Sur Mer 549.
Crítica por Daniela
Yaccar- Tiempo Argentino.-______________________________________________________
HENDIDURA
TEATRAL
“El Señor Galíndez” de
Eduardo Pavlosky
Dirección: Daniel
Loisi
Los torturadores. ¿Se merecen algún tipo de contemplación?,
¿Se merecen ser escuchados?, ¿nos interesan sus vidas personales o su perfil
humano? El Señor Galíndez es uno de ellos. Durante un largo tiempo nos
contará acerca de su situación laboral, familiar, ideas políticas… Y también
como torturaba cumpliendo órdenes de un anónimo, el cual no dejaba de
preocuparle en cuanto a su paradero.
Las excelentes actuaciones, logran acortar no sólo el gran
escenario del IFT sino también los tiempos, nos pone casi en primera persona y
más aún en el final, en el cual se observa el profesionalismo e interés de los
actores por aclarar y compartir las vivencias previas al estreno en cuanto a
este tema.
Ambos torturadores que responden al poder sólo hacen eso,
responder, no objetan nada y sí lo hacen enseguida vuelven a aceptar las nuevas
directrices. Un teléfono es el que los separa del contacto físico, una llamada
es la señal de que algo ha de suceder a partir de ese momento.
Con el correr de los minutos el público empieza a afectarse
por lo que está sucediendo y tiene motivos, la violencia va en aumento tanto
física como psíquica entre ellos y a terceros, ya sean simples aprendices o
prostitutas. Lo cierto es que no se diferencia ni género ni rango. El más fuerte
o el de mayor experiencia gobierna este momento.
La obra quiere sin dudas mostrarnos un lado humano de
los torturadores. Ese lado mencionado quedará en cada uno de los espectadores
examinarlo, analizarlo, comprenderlo o no. En lo particular prefiero, si se me
permite, compartir el lado humano de los actores ya sea por tomarse unos
minutos al final de la obra como así también representar una historia más que
dolorosa en nuestra historia.
TEATRO IFT
Boulogne Sur Mer 549
Capital Federal - Buenos Aires - Argentina
Crítica Por Sergio Di Crecchio
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CRÍTICA de "EL
SEÑOR GALINDEZ" de TATO PAVLOVSKY por Rodrigo Arjona, Medio "RADIO
BUENOS AIRES ARTE"
Viernes 7 de junio, fui a ver al teatro IFT,
"El Señor Galíndez" de Eduardo "Tato" Pavlovsky, gran obra,
fuerte si las hay, la conozco como para saber ese detalle. La obra esta
dirigida por Daniel Loisi y también su puesta en escena. No hay mucho que
contar de la temática y la trama, es una obra que pone en el escenario al
torturador inmerso en la normalidad, o mejor dicho, en la cotidianeidad. Una
voz en el teléfono da órdenes de espera o actuación en un trabajo que esos
personajes toman como tal, como un "trabajo" normal y corriente.
Eso plantea la obra y sigue la puesta en escena de
Daniel. Y las actuaciones del mismo Loisi y de Gustavo Langelotti como
"Beto" y "Pepe" los dos "empleados del "Señor
Galindez", mas Pablo Walluschek como "Eduardo", el aprendiz que
los dos primeros tienen que "entrenar" siguen esa misma cotidianeidad
opresiva de la espera de un "trabajo", y entre ellos se muestra la
tensión y las contradicciones de la persona humana, que puede ser tanto un ser
violento y perverso como un comprensivo personaje. Las apariciones de Laura
Manzaneda y Daniela Cerliani, como "La Negra" y "La Coca", dos prostitutas
(dos paquetes), que son llevadas solo para diversión de los dos hombres, para
"aguantar" la espera, hace que se desaten las tensiones políticas,
sexuales y personales de los tres hombres, logrando cerrar un círculo que se
había abierto con la relación entre los tres en los momentos de soledad y
espera. La puesta, la dirección, las actuaciones me gustaron toda. Me pareció
un espectáculo digno de ver. Me quedo con mis sensaciones personales, una obra
que me gustó por sí misma, y por la valentía y profesionalismo con que los
actores y el director la encararon. El profesionalismo y el amor, la admiración
al "Tato" que se sintió, y la libertad. Seguramente la puesta es distinta
de la original, de hecho Daniel Loisi lo aclara en una conversación post obra,
que según sus propias palabras, sirve para descargar las tensiones que la misma
provoca en ellos y el público.
En resumen, una buena experiencia, una obra que se
deja ver y que invita a repetir la experiencia. Agradezco la invitación hecha
por la actriz Laura Manzaneda e invito a los amigos a verla y disfrutarla como
la disfrute yo.
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“EL SEÑOR GALÍNDEZ”, obra del genial
Tato Pavlovsky que se representa en la cartelera porteña por 3ra. Temporada
consecutiva.
Tres actores y dos actrices nos
muestran con total crudeza una página tristemente recordada de la historia
argentina.
Pensamientos y acciones perversas
que dos personajes ejercen descargando con furia los odios y resentimientos
que, en una época fue actualidad reprimida y hoy es historia que puede ser
contada libremente como en esta lograda puesta donde sus protagonistas juegan
al extremo cada escena con una admirable entrega y compromiso. “EL SEÑOR
GALÍNDEZ” nos invita a reflexionar un pasado no tan lejano que ojalá nunca se
repita.
Excelente labor actoral donde se
pone de manifiesto claramente los acuerdos entre quienes actúan para llevar el
conflicto al límite y mantener al espectador sorprendido no sólo por el drama
planteado y su alta carga de violencia, sino también porque hay momentos donde
el humor negro y la ironía despiertan alguna que otra carcajada en la sala.
Crítica por Silvio Adrián, “Tangolpeando”.
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Crítica Por Amadeo Lukas- REVISTA VEINTITRES-
EL SEÑOR GALÍNDEZ de Eduardo
Pavlovsky. Dirección General: Daniel Loisi. Con Daniel Loisi, Gustavo
Langelotti, Pablo Wallusckek, Laura Manzaneda y Daniela Cerliani. Los viernes a
las 22 hs en el Teatro IFT, Boulogne Sur Mer 549.
4 (cuatro) zapatos. MUY BUENA.
El Señor Galíndez, obra emblemática
del teatro argentino de los años 70, fue estrenada antes de que asuma en el
país la peor dictadura represiva de la historia argentina. Sin embargo, las
desnaturalizadas costumbres de los torturadores ya estaban plenamente vigentes
en los gobiernos militares anteriores, y eran aplicadas de manera sistemática.
Y Eduardo Pavlovsky ya había podido desglosar y retratar de manera singular y a
la vez pavorosa un submundo que luego sería una realidad cotidiana a partir del
golpe de estado de 1976. El talento dramático y expresivo del actor, psicólogo
y dramaturgo, en este caso también redundó como una inquietante anticipación de
un futuro cercano y desquiciado. Como si los propios verdugos se hubieran
“inspirado” en su obra.
Por todas estas razones, volver a
embarcarse en una puesta de esta pieza memorable, por más perturbador que
resulte, se puede considerar oportuno. No sólo para conmover y sorprender a las
nuevas generaciones y oficiar de testimonio evocativo de otras, sino también
para desasnar a unos cuantos incautos que fueron contemporáneos del espanto
casi sin darse por enterados.
La puesta de Loisi es extrema, demoledora
y lacerante. Sin concesiones, ni con respecto al público ni con respecto a su
propio elenco, que está permanentemente jugado y al borde de recibir algún
golpe o situación que ponga en riesgo su seguridad física. El Señor Galíndez
pone en escena a dos hombres agresivos y denigrantes y un joven aparentemente
timorato compartiendo un mismo espacio. Los tres personajes, en mayor o menor
medida, aguardan perversas órdenes del hombre que le da título al espectáculo,
encargos que de a poco pondrán en evidencia su carácter flagelante. Dos chicas
formarán pronto parte de una semblanza que todo momento destila violencia y
degradación, al punto de angustiar y comprometer sin pausas al espectador.
El sonido de las agresiones físicas
se escucha como auténtico, el realismo que se pone en escena parece exacerbado,
pero nada se siente como innecesario o caprichoso. Los intérpretes, Gustavo
Langelotti, Pablo Walluschek, el propio Daniel Loisi, desarrollan por su
verosimilitud y convicción, y el aporte de Laura Manzaneda, con su carisma y
belleza, ofrece un contrapunto apropiado, que se integra, junto a la otra
actriz Daniela Cerliani, a un cuadro que denigra la condición humana. En suma,
una gran revisión de un clásico contemporáneo de Pavlovsky, una experiencia tan
difícil como insoslayable de apreciar.
Crítica por Amadeo Lucas, Revista
Veintitrés.
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El Misterioso Señor Galindez y una
Excelente propuesta.
por Beatriz Iacoviello
¿Quién es Galindez? Un apellido cualquiera que esconde
un misterio, un fantasma, en el que se espeja una sociedad que sufrió el
síndrome de la paranoia, y hoy el de la violencia. Por eso tal vez es bueno
refrescar la memoria con obras de teatro que narran hechos del pasado, pero que
de un modo u otro mantienen vigencia en la actualidad.
“El Señor Galindez” de Eduardo “Tato” Pavlovsky, se representó por primera vez
en 1973, en el Teatro Payró y reflejaba en el momento de su estreno la
problemática de secuestros y torturas, que eran ejercidos por el Estado a
través de grupos paramilitares, denominados triple A: “Alianza, Anticomunista,
Argentina”, iniciadores de la prolongada dictadura que asoló al país durante
una década. A los pocos días de su estreno el teatro fue incendiado en un
atentado y ese fue un anticipo de lo que vendría después. Pavlovsky se refugió
en España.
Si bien la brutalidad, secuestro, y muerte, hoy no provienen de manos
autoritarias, surgen a través de individuos que viven en la marginalidad y
matan por un puñado de pesos o joyas o artefactos eléctricos. En aquel tiempo
también desaparecían no solo las personas, sino también los bienes.
Pavlovsky propulsor del teatro total y el realismo fantástico a la manera de E.
Vajtángov, en los que se conjugaban elementos del grotesco y el expresionismo,
busca reflejar en su texto no sólo la rutina de un torturador sino su aceitado
mecanismo para ejercer su oficio, que a su vez responde a un sádico personaje:
el ausente Señor Galindez.
El verdugo funciona a través de una voz en el teléfono, que le dará a conocer
misiones y trabajos. Mediante acciones violentas los personajes denuncian un
estado de intolerancia irracional, metáfora política de nuestro presente
social, que proviene de un pasado que no conoce la palabra fin y siempre
regresa encubierto en nuevas formas de limitación: hoy la inseguridad.
La puesta de Daniel Loisi buscó acrecentar la inquietud del público a partir de
un hiperrealismo exacerbado, mezclado con lo grotesco y expresionista que
propone Pavlovsky, ese cóctel generará en el espectador, tal vez, la misma
angustia que provoca el recuerdo de aquellos días.
La propuesta es la de un teatro de búsqueda que intenta conectar a personajes,
actores y público con aspectos reales de su cotidiano estado de ánimo. Una
puesta siempre posee la voz del autor y la mirada del director, ambas desde una
representación a propósito confusa, más analítica y reflexiva que se encarga de
deconstruir conceptos, creencias o valores que circulan socialmente, los cuales
autor y director la ofrecen desde perspectivas opuestas.
Las pausas, los acentos, el ritmo y el sentido lo imponen los intérpretes, y el
espectador, cuya mirada analiza los metamensajes ocultos en la propuesta. A los
actores les toca poner el cuerpo, y los hacen con excelencia, incluido el
propio Daniel Loisi, que compone el personaje de alter ego del Sr. Galindez.
El Sr. Galindez imprime sobre el espacio despojado de un cuarto clandestino
cualquiera, el espíritu poco bondadoso de dos hombres: Beto y Pepe sumergidos
en sus acostumbradas tareas de limpiar las herramientas o fierros propios de su
trabajo, dialogar sobre sus vidas y esperar el llamado del Sr. Galindez. Luego
enseñar a un joven aprendiz que calcará más vicios que virtudes de un oficio
tan antiguo como el de la prostitución. No es casual que Pavlovsky los una bajo
un mismo techo. Prostitutas y torturadores comparten esa relación
sadomasoquista de ser sometidos a alguien, ellas a los torturadores y éstos
al Sr. Galindez.
“El Señor Galindez” es una propuesta excelente que permite reflexionar no sólo
sobre un pasado no tan lejano, sino también sobre la realidad actual y un
futuro en que la violencia no parece remitir y se vuelve incuestionable entre
instituciones policiales, judiciales y carcelarias no sólo de nuestro país sino
en el mundo.
El elenco está compuesto por el propio Loisi, Gustavo Langelotti, Christian
Heredia, Laura Manzaneda, Pablo Walluschek y Marilú Maygret. El asistente de
dirección y ejecución de sonido es Germán Facundo Rearte, Manzaneda asiste en
dirección y asesora en imagen y Maygret está a cargo de la fotografía.
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Crítica por Silvina Brandana-
Cultura del Ser Producciones.
Altamente · Recomendada
El Sr. Galíndez De Eduardo "Tato" Pavlovsky
Sin Memoria No hay Futuro
Sin Historia No hay Identidad
"El Señor Galíndez”, escrita en 1973 por Eduardo Pavlovsky, teatro
político de choque contra la subjetividad y las instituciones del fascismo.
Refleja la imagen del torturador inmerso en la normalidad de lo cotidiano. Es
una obra que plantea a la tortura no como patología individual sino como
producción de subjetividad institucional. Una tortura diaria, cotidiana,
interiorizada como conducta normal, aceptada y valorada.
“Si insistimos en los cuadros psiquiátricos individuales de los torturadores
perdemos de vista el eje central de la problemática: la tortura como
institución”, destacó Pavlovsky.
Una habitación, con pocos muebles, ambientado para pocas personas, un hombre
está dentro, se muestra inquieto, expectante. Recorre el ambiente, como que no
conoce el espacio. A él lo mandó Galindez a que fuera ahí.
Llegan dos tipos más, asombrados por ver a éste, dentro de la pieza. Les llama
la atención, no sabían nada de su llegada, el Sr., no les avisó.
Comienza la presentación entre ellos, muy particular por cierto. Cargado de
violencia, maltrato, intolerancia, como poniéndolo a prueba. Lo ningunean a más
no poder. Y se regodean de su profesionalismo y conocimiento, por llevar un par
de años trabajando para el Sr. Galíndez; con diversos procedimientos que
provienen de sus experiencias. Cosa que el recién llegado, sólo habla de él a
través de un libro que leyó.
Hasta aquí son solo tres hombres, en un mismo lugar, preparándose para vaya
saber que…que ellos lo consideran “trabajo”.
Y que de hecho, a uno de ellos, le preocupa perderlo. Es por eso, que estudia,
mientras espera, perturbado por el encierro, proyecta otra actividad, ante la
pérdida de este empleo. Además tiene una hija, con quien habla de forma muy
cariñosa por teléfono, cosa contraria a como habla con la mamá de la nena.
En cambio el otro, se dedica hacer gimnasia, prepararse físicamente, mientras
que el recién llegado, sólo duerme.
La concepción del personaje invisible de Galíndez, su presencia-por-ausencia, y
el siniestro recurso de la comunicación intermediada por el teléfono, es lo
único que sabemos de él. Es todo un misterio, sólo una voz. Escuchada por ellos
a través de un auricular. No es siempre la misma voz, y en algunos casos poseen
matices deformantes. Lo que por momentos, les hace dudar ante la ejecución de
una orden. Pero la paga es buena, Galindez existe. Por más que jamás lo hayan
visto. Esto carga la presencia del poder, por más que sea inaccesible a la
vista. Manipulados estos empleados, cuando el teléfono suena, estos fortachones
acuden de inmediato, obedecen a raja tabla, las misiones que se le encargan.
Una de esas, fue buscar un “paquete” en la esquina, con etiqueta de regalo para
estos sujetos.
Allá aparecen dos mujeres, dos jóvenes prostitutas. Amordazadas y unidas entres
sogas.
Y es ahí, cuando los castigos, la represión y el salvajismo se hacen presentes
en su máxima expresión.
Ellos son torturadores, dos mentes criminales que realiza su
"trabajo" espantoso sin que nadie lo perciba, sacan de su maletín,
materiales para su procedimiento, cómo un cirujano, utiliza sus instrumentos
quirúrgicos. Manteniendo una calma y "normalidad", como auténticos
profesionales del horror. El joven es invitado, a tomar parte de esta
ferocidad, y es ahí cuando revela su identidad, también es uno de ellos, abrirá
su estampa de fascista y cruel colaborador, hace un discurso de lavado de
cerebro, que lo conduce a ser un siniestro represor más.
El Señor Galíndez, trata de “despertar la conciencia crítica del espectador no
solo ante la representación sino a través de esta, ante su propia vida” pero
alejado de cualquier dogmatismo que pudiera convertir el escenario en cátedra o
estrado, con apelación exclusiva a principios éticos, es decir, universales e
incuestionables, para definir las actitudes de los personajes, no a meras
diferencias ideológicas, políticas o morales.
Profundiza definitivamente esta tendencia y temática de represores y
colaboradores de la
Dictadura. Los personajes se detallan desde lo físico hasta
lo psicológico. Se trabaja la estética de estas fiera presentándolos más
ambiguos y complejos de lo que imaginamos.
En el escenario, no se convierten en dos monstruos, sino en seres simplemente
cotidianos. Como ejecutores profesionales de la tortura, también pueden ser
buenos padres, sentir inseguridad respecto a su “profesión” y temer los relevos
que pueden producirse en lo alto sin que ellos se enteren.
El joven que manda el Sr. Galíndez para que aprenda el “oficio” puede recorrer
el intrincado y complejo mundo de los afectos de personas que han quebrado su
ética, precisamente confrontándola con su reverso estético.
Hay una vergüenza de la que no se vuelve: la tortura.
Parece claro que la obra responde a un deseo del autor de dar forma a un
contenido que tiene necesidad de expresar, un ajuste de cuentas con un tema -o
una realidad- que le concierne.
El director y/o actor Daniel Loisi, impregnó de realismo esta obra. Marcando
una fractura profunda del devenir histórico argentino. Simplemente brillante.
Con una necesaria realización, y una excelente ejecución y adaptación.
Acompañado por un selecto y majestuoso grupo de actores, que con
profesionalismo cuentan una historia dura, con profundidad, crudeza y
verosimilitud.
Una obra que da para opinar, ya que no se puede salir, como entraste, se puede
charlar sobre el tema y hacer memoria, o informarse aquellos que no lo están.
Es por eso que los intérpretes, invitan a un debate, a la finalización de cada
función.
Calificación:
Excelente
Crítica por Silvina Brandana- Cultura del Ser Producciones
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Marcelo Oliveri- Medio: Tres de Prensa-
Radio Sentidos y Tardes de Ultramar- Radio Papa Francisco.
SON UNA MASA!!!!! Fue un verdadero placer ver El Señor Galíndez en El Vitral.
Primero porque he visto muchas versiones, pero esta que protagonizan Daniel
Loisi y Laura Manzaneda es la más REAL que he visto. Las escenas de violencia
son MUY...JUGADAS y son al límite. Laura Manzaneda y Marilú Maygret se entregan
al torturador hasta el paradoxismo. Pablo Walluschek y Gustavo Langelotti
tampoco desentonan y se entregan a esta obra del Tato Pavlovsky. El Señor
Galíndez es una obligación moral y cívica que todos tienen que ver, en especial
las nuevas generaciones. Para que esto no se repita NUNCA MÁS. Cuando uno
termina de ver la obra nos viene a la memoria esa frase que repetíamos y
repetimos siempre en las marchas de las Madres: Juicio y Castigo a todos los
culpables que mataron gente, torturaron y hoy no están entre nosotros. Pero
mientras haya actores de Raza como los que hacen esta obra, la memoria de
nuestros desaparecidos está siempre latente. Gracias, es poco. MEMORIA,
MEMORIA
no la debemos perder. EXCELENTE!!!!
Marcelo Olivieri
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Gustavo Rodríguez – Medio: Tres de
Prensa– Radio Sentidos.
“EL SEÑOR GALÍNDEZ” de Eduardo Pavlovsky. Declarada de Interés Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Y
también Declarada de Interés Cultural en Mar del Plata. Con Daniel Loisi,
Gustavo Langelotti, Pablo Walluschek, Laura... Manzaneda y Marilú Maygret. Bajo
la dirección y puesta de escena del mismo Daniel Loisi. Es un clásico del
teatro, con un texto de Pavlosky, muy fuerte, muy conmovedor, impactante y
relata una época nefasta de la
Argentina, que hemos padecido. El Señor Galindez es un
torturador, quien tiene contratos con otros torturadores, quienes ellos lo
toman como un trabajo normal, gente que tienen hijos y familia con una vida
común. Pero dentro de ellos sacan lo peor de un ser humano. Una historia
violenta, demoledora, de terror. Yo como tengo familiares desaparecidos no dejé
de tener escalofríos, las escenas son fuertes, de picanas y de torturas. Las
actuaciones y la dirección de Loisi; son impecables. No pueden dejar de ver
esta obra, la recomiendo.
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CRÍTICA Por Alejandro Massip.
"Compartimos la Semana"
– Radio Arinfo. www.arinfoplay.com.ar - Lunes de 19 a 21 hs.
"EL SEÑOR GALINDEZ" -
Cuando "TATO" PAVLOVSKY escribió la obra (1973) no solo de...escribió
una realidad que cada vez más personas padecían sino que se adelantaba, con la
lucidez de los elegidos, por tres años al mayor drama político-social de la
historia argentina ... DANIEL LOISI parece comprender en cada escena todas las
vivencias del autor en una puesta vigorosa que alcanza su pico más alto,
aprovechando todos los efectos y toda la sala, en los momentos de extrema
violencia como también en los que aparece el boxeo (bien saben los directores
resulta muy difícil de marcar). Tanto ÉL como GUSTAVO LANGELOTTI y PABLO
WALLUSCHEK se meten en la piel de sus multipolares personajes (donde se mezclan
la violencia, la ironía, el sadismo y hasta la ternura) con la natural maestría
de quienes saben sacarle todo el jugo a sus composiciones... un párrafo
especial para las actrices, que aparecen en el momento del pico más alto de la
obra no ahorrando nada de sus grandes cualidades. Sigamos de cerca la carrera
de LAURA MANZANEDA quien nos ofrece toda su fuerza, entrega y sensualidad en un
rol que recordaremos durante mucho tiempo. MARILU MAYGRET, por su parte, nos
hace vibrar ante cada una de las situaciones que padece su personaje valiéndose
de recursos que, quienes vemos mucho teatro, sabemos no están al alcance de
todas las intérpretes.
Declarada de "Interés Cultural" por la ciudad de Mar del Plata y en
su tercer temporada, esta versión de la obra del autor de "La mueca"
y "Rojos globos rojos" vuelve a demostrar que el talento y la osadía
siempre rinden frutos.
MUY BUENA. Alejandro Massip- "Compartimos la Semana" –
Radio Arinfo
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Crítica por Daniel Cholakian. Medio:
La Tribu 88.7
FM
Una
voz (de mando) en el teléfono
“El señor Galíndez” es probablemente uno de los textos más interesantes del
teatro moderno argentino. Escrito en 1973, la obra de Tato Pavlovsky atraviesa
los tiempos y las culturas porque el punto central de la trama es un trabajo
sobre el ejercicio del poder. Lejos de pensar en su origen y su legitimidad, la
obra pone en evidencia mecanismo del ejercicio del poder, pero además de ello
hace patente el lugar del cuerpo en la relación de dominación. Adicionalmente
da cuenta de la ambigüedad de los abyectos personajes que pone en escena: los
torturadores. Del mismo modo que hará años después con “Potestad” Pavlovsky se
anima a pensar al sujeto que ejerce tan brutal modo de poder de un modo
contradictorio, capaces de la mayor brutalidad y el más cálido afecto familiar.
La complejidad se hace mayor al dar un lugar esencial en el juego del poder a
la palabra. La ausente que es la del señor Galíndez, pero también la de los
personajes, que construyen sus propias relaciones de poder sostenido por un
calculado juego de palabras.
La violencia –esa violencia que siempre tiene en definitiva como instancia
final el ejercicio sobre los cuerpos- podría estar solapada o directamente
ausente. Lo más destacable de la puesta de Daniel Loisi es que, aun trabajando
todos los elementos presentes en la obra, decide apostar hacer patente la
violencia en la escena. No solo visible. La violencia tensa constantemente el
desarrollo de la obra. Esta decisión supone un riesgo actoral importante el
ejercicio del poder ya no es solo sutil y complejo, sino también que se ejerce
constantemente sobre los cuerpos de un modo real, palpable, concreto. Los
actores están comprometidos con esta decisión y responden correctamente a las
decisiones del director.
Esta violencia sin embargo no convierte a la obra ni en un espiral de tensión
ni en un relato vertiginoso. El ritmo está perfectamente trabajado al igual que
la tensión interna y la tensión inevitable en el espectador. En una obra con
personajes tan marginales y violentos, los actores nunca ceden a la tentación
de un histrionismo excesivo y de ese modo la violencia interna y externa de la
puesta se hace más intensa.
“El señor Galíndez” es un texto imprescindible. Esta puesta cumple con proponer
una mirada intensa y personal que hace honor al clásico.
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El Señor Galíndez, de
Eduardo Pavlovsky – Las células parapoliciales en el teatro
La obra teatral El señor Galíndez fue escrita por Eduardo
Pavlovsky en
1973, una convulsionada época de la política argentina en la que grupos
parapoliciales de derecha, atomizados en células de tareas, realizaban
atentados con explosivos, secuestros, torturas y asesinatos. Esta pieza de
teatro, cuyo argumento se afirma en el accionar de esas células, fue
estrenada, pero en noviembre de 1974 el teatro donde se la representaba fue
incendiado y su autor debió huir hacia el exilio. En 1984 El señor Galíndez fue adaptada a
guión cinematográfico y filmada en España por el cineasta argentino Rodolfo Khun e integraban el elenco Héctor Alterio, Joaquín Hinojosa, Antonio
Banderas y Cecilia Roth. Pavlovsky
en su labor de dramaturgo le dio más peso a los textos que a la acción y de esa
manera logra instalar en el espectador la ambigüedad en las personalidades de
los protagonistas para luego, sorpresivamente, transformarla en dualidad. No en
vano el autor es médico psicoterapeuta. Magistralmente muestra a personajes que
pueden demostrar ternura tanto como reaccionar con crueldad. Hombres que toman
naturalmente a la violencia como un gaje de su “oficio”, tienen actitudes de
estar seguros de lo que hacen pero dependen de las órdenes que “alguien” les da
por teléfono aunque no puedan precisar si siempre se trata de la misma persona.
Son seres tan marginales como las prostitutas que aparecen en escena como un
“regalo” de ese Sr. Galíndez, el que les indica qué es lo que tienen que hacer.
Esta obra ha sido representada por elencos de casi toda Latinoamérica y se ha
convertido en un clásico del teatro contemporáneo argentino. El director
teatral Daniel Loisi tomó el
desafío de llevarla nuevamente a escena y evidentemente tuvo que enfrentar la
tarea de aligerar los simbolismos sin alterar ni la esencia ni el mensaje que
entregó el autor para que los mismos fueran asimilables tanto para los
espectadores adeptos al nuevo lenguaje teatral hermético como para los
espectadores que prefieren un desarrollo con los clásicos códigos teatrales. Daniel Loisi en su puesta de El Señor
Galíndez niveló texto y acción para quitarle densidad a la obra
e incrementar su ritmo. De esta manera quedan desdibujadas algunas situaciones
pero se ven fortalecidas otras, sobre todo las que tienen gran impacto en el
espectador. Esta versión ya lleva tres años en cartel lo que demuestra que la
obra de Pavslovsky no ha perdido vigencia y aún logra movilizar a los
espectadores. El director también forma parte del homogéneo elenco que se completa
con Gustavo Langelotti, Pablo Walluschek,
Laura Manzaneda y Marilú
Maygret. Las funciones se ofrecen en el espacio teatral El
Desguace, ubicado en la calle México 3694 de la ciudad de Buenos Aires, los
días viernes a las 22,30.
Carlos Herrera. Medio: Nivelarte Crítica Teatro.
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Excelente versión de un clásico teatral del maestro
Pavlovsky
El sábado 20 de diciembre, a las 22 horas en el Teatro El
Vitral (Rodríguez Peña 344), tendrá lugar la última representación teatral del
año de “El señor Galíndez”, dirigida y protagonizada por el multifacético
Daniel Loisi.
Su versión de la obra de Eduardo “Tato” Pavlovsky, que
arrancó hace casi tres años en el teatro IFT, respeta en gran medida el texto
original del autor de “Potestad”. Escrita en 1973 tuvo su primera puesta en
escena dicho año bajo la dirección de Jaime Kogan y con el propio Pavlovsky
interpretando a Beto, que aquí compone el propio Loisi.
Hubo también una poco lograda versión fílmica de Rodolfo
Kuhn, pese a un elenco notable (Héctor Alterio, Antonio Banderas, Cecilia Roth)
y a los antecedentes del realizador (“Los jóvenes viejos”, “Pajarito Gómez”),
en la que fue su última película.
Lo que sorprende en “El señor Galíndez” es lo premonitorio
de su contenido y mensaje (al ser anterior al Proceso), fuertemente
influenciado por la obra de Hanna Arendt.
La mayoría de los personajes han sido conservados del
original y sólo falta el de Doña Sara, la encargada de limpieza del ambiente
único en que transcurre toda la acción. Su ausencia no afecta en nada el
desarrollo de la obra y hasta casi podría afirmarse que evita distraer al
espectador haciendo que se focalice en la pareja de torturadores, Beto y Pepe
(Christian Heredia), y en el supuestamente novato Eduardo (Pablo Walluschek).
Será este último quien aparezca al inicio de la
representación y su rol, pasivo al principio, adquirirá relevancia cuando un
llamado del señor Galíndez les avise que les está enviando dos “paquetes” para
que no se aburran.
Será el instante en que ingresen en escena los dos restantes
personajes, ambos femeninos, que muy bien componen Laura Manzaneda (también
responsable del Asesoramiento estético y de la asistencia de dirección) y
Marilú Maygret.
Será también el momento en que la acción se torne más
violenta, haciendo que el público casi participe y se sienta parte de la misma.
En lo que ya es un clásico al terminar la representación
habitualmente el director y sus actores establecen un diálogo con el público
que suele centralizarse en la importancia que tiene la memoria y la necesidad
de no olvidar.
Hace apenas unas semanas “El señor Galíndez” fue declarada
de interés cultural por la
Legislatura porteña en proyecto, unánimemente aprobado, del
diputado Alejandro Bodart. Loisi, que también es crítico de cine y con amplia
experiencia en la radio, recibió el merecido premio junto a su elenco. En dicha
oportunidad la presentación del galardón tuvo palabras de elogio del actor
Héctor “Cacho” Bidonde, la escritora Elsa Osorio y el periodista Hernán
Schiller.
Cabe a modo de cierre una clara recomendación: ver la obra
el sábado 20 próximo y descubrir de paso quién es el misterioso “Señor
Galíndez”.
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Crítica de Rodolfo G. Weisskirch:
Teatro: Crítica de "El señor
Galíndez", la cotidianeidad del horror
Impactante puesta en escena del texto clásico de Eduardo Pavlovsky.
Perseguido por la última dictadura militar, Eduardo Pavlovsky, médico,
dramaturgo, director y actor, forma parte de una generación inmortal del teatro
argentino. El talento del autor, queda
demostrado en cada texto de su puño, que con ironía y buen pulso tuvo la
valentía para denunciar las atrocidades de los gobiernos de turno.
Un adelantado a sus tiempos, Pavlovsky, escribió en 1973, “El señor Galíndez”,
una metáfora de la crueldad de las autoridades militares, previo al golpe del
´76. Obra prohibida y censurada durante muchos años, regresa a la cartelera
porteña –en su cuarta temporada- con puesta del actor Daniel Loisi. Declarada
de Interés Cultural en las Ciudades de Buenos Aires y Mar del Plata, esta
adaptación decide exhibir aquello, que durante mucho tiempo tuvo que ser
representado en forma simbólica.
Loisi promete y cumple con una puesta atrevida y polémica que no teme exponer
las atrocidades de la dictadura frente al rostro del espectador. Beto y Pepe
son el brazo torturador del misterioso Señor Galíndez, a quién lo obedecen
ciegamente, aun cuando nunca le han conocido la cara. Galíndez les manda a un
joven novato para aprenda de ellos. Durante la primera parte de la obra, Beto y
Pepe van paulatinamente denotando incrementados grados de violencia, en
contexto de una abrumadora cotidianeidad, casi costumbrista, que les impregna
un carácter humanizador.
Pavlovsky intenta demostrar una cruda verdad. Los torturadores también eran
hombres. Hombres con instintos básicos, violencia interior, sentimientos
reprimidos; bombas de tiempo psicológicas, que en cualquier momento son capaces
de generar actos monstruosos. Aterradora por su bipolaridad, “El señor
Galíndez” goza de vida. La puesta de Loisi, es dinámica, sensual, violenta y,
fiel al espíritu del dramaturgo, se da el lujo de ser sarcástica e incluso,
sumar, lenguaje metateatral, al quebrar, en breves pero justificados instantes,
la cuarta pared, y ser consciente de su propia artificialidad espacio-temporal.
Es imposible sentir empatía por personajes tan horribles desde su concepción
humana, y sin embargo, es comprensible sentirse atraído constantemente por la
historia y contradicciones de
las personalidades que desfilan por este espacio, que bien podría tratarse de
una oficina común y corriente. Loisi no solamente aprovecha el espacio escénico
del Teatro El Desguace, sino que consigue administrarle un ritmo intenso con
pocas elipsis temporales, que son reemplazadas por
soberbias coreografías lumínicas.El elenco se destaca por su admirable trabajo
físico y sus abruptos contrastes de violencia y serenidad, en pos de crear
personajes manipuladores y sádicos, pero con reflejos impredecibles.
Aun siendo una experiencia teatral fuerte y abrumadora, “El señor Galíndez” es
un clásico de
Pavlovsky, que siempre merece ser tenido en cuenta, a la hora de analizar las
consecuencias del pasado y la memoria, sobre hoy, el Siglo
Texto Eduardo Pavlovsky. Dirección y puesta en escena: Daniel Loisi
Con: Daniel Loisi, Christian Heredia, Laura Manzaneda, Solange Pérez y Pablo
Walluschek
Teatro El Desguace – México 3694. Funciones: Viernes 22:30 hs
XXI.
MUY BUENA.
Crítica de Rodolfo G. Weisskirch.
Medio: www.quieroamipais.com.ar
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