Pensando después en las fallas de este espectáculo, me doy cuenta de la gran ausencia de Arthur Miller. En el programa de la obra apenas figura una reseña del gran autor norteamericano, ni siquiera una foto.
Pero ése sería un pequeño detalle...
¿Por qué? Porque no creo que Arthur Miller escribiera una obra cómica con más tintes en la puesta de Woody Allen o de Neil Simon que del propio Miller.
Este autor se caracterizó siempre por la profundización de sus personajes, sus conflictos y de cómo esta situación arrastra a su entorno. Pensemos en "La Muerte De Un Viajante", "Panorama Desde El Puente", "Todos Eran Mis Hijos" e, inclusive, "Las Brujas De Salem", por citar solo algunos títulos.
Si bien éste es un texto mas pequeño, porque pierde en la comparación, igual lanza una complicada historia acerca de un hombre víctima de sus propias acciones en la cual involucra a otras personas.
La historia del señor Felt "tirado" en una cama de hospital (más de un tiempo prudencial) luego de un accidente. Toda su vida queda desmoronada ante la verdad de su doble vida descubierta. Su mujer y su hija lo enfrentan.
Miller escribió una obra donde moviliza el tema de la monogamia y la infidelidad y hasta se atreve a entrar en terrenos que, por lo menos, seguro levantan polvareda o polémica.
Habla también del amor y del matrimonio, de las instituciones y la doble moral.
Un texto donde tendría que haberse dicho de una forma sentida y creíble y profundizar en la propuesta del autor y esto no se cumple. Hay una deliberada y cierta exterioridad y una preocupación constante en buscar el humor y es ahí donde se equivoca el agigantado Daniel Veronese en la puesta, olvidándose de los objetivos principales.
Se requería otro estado anímico para esta obra, sentir, que es el punto básico del teatro, y no actuarlo.
A este inconveniente se le suma que no se escucha bien. Además, quien escribe, se encontraba a mitad del teatro y, desde allí, ya no se escuchaba claramente por la falta de potencialidad en las voces de los actores, al margen de la acústica del lugar y la presencia de micrófonos, aunque se agradece el desuso de la llamada "cucaracha".
Otro tema que no aporta nada es el dispositivo de la escenografía más parecido a un tren fantasma que sugerir un hospital. También, por momentos, hay un desorden escénico donde los actores se tapan a sí mismos y no tienen acciones. De todas maneras, estas son pequeñeces... Lo importante es que la obra no está sentida sino actuada, puesta, lavada, fría y no llega, no conmueve.
Oscar Martínez es uno de nuestros grandes actores y, a pesar de tener buenos momentos, elige la "bigamia" del drama y la comedia para interpretar su personaje y debilitó los sentimientos y hasta llegó a actuarlos.
Carola Reyna da muy bien el estado de la mujer defraudada, pero se pierde en la velocidad que imprime sus textos.
Eleonora Wexler saca mejor partido de la sensualidad de su personaje más que de la emoción que su papel necesitaba.
El resto del elenco, Ernesto Claudio, Malena Figó y Gaby Ferrero tienen actuaciones "correctas" sin destacarse por ello.
Por último, Arthur Miller (el genio del teatro norteamericano junto a Tennesse Williams) escribió una muy buena obra pero con esta versión, actuaciones y puesta, habría que preguntarse hacia el final si no es un gran texto en "descenso"...
Obra: "El Descenso del Monte Morgan"
Autor: Arthur Miller.
Calificación: 2 Páginas (Regular).
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