Hugo Del Carril - Un hombre fundamental - A 100 años de su nacimiento - 1912-1989 - por Daniel Loisi
de Daniel Loisi,
Hugo del Carril - 1912-1989
La gran figura del espectáculo argentino, inteligente, comprometido con los problemas de su tiempo como decía Shakespeare, gran cantante de tangos, muy buen actor, excelente director de cine. Su película "Las aguas bajan turbias" según mi criterio permanece como la gran película argentina, por su compromiso y porque estaba adelantada a su tiempo.
Una figura indispensable para volver una y otra vez sobre su carrera que comprende más de cincuenta años. 46 películas contaron con su talento, 15 como director.
Murió a los 76 años y hoy tendría 100 años. Cuando llega todos los años el 30 de Noviembre siempre lo recuerdo, corajudo, pintón, talentoso, honrado, esas figuras o ídolos que te acompañan toda la vida como tantos otros. Cuando escucho sus tangos siempre me conmuevo, su voz era única, su versión de "Nostalgias" es demoledora. La marcha peronista es increíble, en su voz dá fuerza, ganas de luchar, dá alegría, hasta el más gorila se hace peronista.
Cuando lo veo interpretando a José Betinoti en "El último payador" de 1949, al final quebrado y enfermo que se le rompe una cuerda de la guitarra y su mujer le pregunta: Que pasó se rompió una cuerda? y el le dice muy emotivo: "no, se rompió mi alma....." me llega a mi corazón.
O al final de "Pobre mi madre querida" de 1948 cuando le disparan y el dice: "Gracias hermano, me hiciste un favor! ....Y llega arrastrándose a la casa de la madre gritándole: Mama!!!. Y muere en los brazos de su madre. Una escena realmente muy emotiva.
La competencia con Luis Sandrini en esa monumental película que fue "Los dos rivales" de 1943, donde interpretaban a dos periodistas que se peleaban pero también eran amigos. Se adelantaron a las grandes parejas del cine, un dúo único.
El maravilloso personaje que interpreta en "Las aguas bajan turbias" de 1952, su mejor película que trataba la explotación del hombre en los yerbatales misioneros, sobre novela de Alfredo Varela, pero que logra imponer todo su sello personal en un film brillante, desde sus primeras imágenes donde muestra porque "Las aguan bajan turbias" con los cadáveres que flotan en el río, de hombres que luchaban por un destino mejor y como única respuesta recibían la muerte. La contundente pelea final con el malo de turno era sensacional, y no tenía nada que envidiar al cine norteamericano de esos años.
Más allá de los valores de la película de Hitchcock: "Vertigo", excelente film del viejo Alfred, es evidente que de alguna forma le llegó información de "Más allá del olvido" película que Hugo realizó sobre novela de Georges Rodenbach, con climas maravillosos. Si se compara las dos películas las similitudes son increíbles. Hugo logra una historia profunda y emotiva, alejada de todo costumbrismo, haciéndola universal. "Más allá del olvido" se filmó en 1955 y "Vertigo" en 1958. Asimismo se puede ver claramente las influencias de Hitchcock en Hugo al encontrar climas que hacen recordar a "Rebecca" de 1940.
En "La calesita" de 1963 una sencilla película que recorre la vida de un calesitero, su infancia, sus recuerdos, su vida, pero también la historia de la ciudad y sus hechos sociales, Hugo logra una película tierna y conmovedora. El título alude a un tema de Mariano Mores. Originalmente pensada para tv, duraba 170 minutos y finalmente se la exhibió en cines con una duración de 100 minutos.
Recorrer la filmografía de Hugo puede que me deje agotado pero es un enorme placer recordar sus trabajos tanto como actor y como director, fue protagonista de una etapa popular del cine bien entendido, un cine que llegaba al alma, y seguido por el pueblo. El es una figura fundamental de nuestro cine y de nuestra cultura, tendríamos que recordarlo siempre, los grandes medios tienen esa responsabilidad, la de recordar a nuestros artistas y además pasar sus películas.
Se llamaba Piero Bruno Hugo Fontana y nació en Flores el 30 de Noviembre de 1912. Dió sus primeros pasos como cantante en locales de barrio y abandonó el secundario en tercer año. Trabajó como operario industrial y luego como taquígrafo. Fue locutor en Radio del Pueblo en 1929. Se hizo llamar Oro Cáceres, Hugo Font, Pierrot hasta que se hizo conocido como Hugo del Carril en 1935 cantando tangos en Radio El Mundo y Radio Nacional.
A partir de su participación en "Los muchachos de antes no usaban gomina" de Manuel Romero en 1937 donde cantaba el tango "Tiempos viejos" su carrera fue imparable. Junto a Luis Sandrini fue el artista de cine mejor pago del país.
Fue prohibido por la mal llamada "Revolución Libertadora", inclusive en algún momento pensaron en fusilarlo. Un grupo dependiente del asesino Isaac Rojas entraron a su casa, muchas veces Hugo lo contó: " ....fue terrible, tremendo...entraron a mi casa comandos civiles y rompieron todo, llegaron a descoser los forros de mis sacos y de mi sobretodo y los tapizados de los sillones.....estuve preso e incomunicado en la penitenciaría con Mentasti y otros, durante 45 días....!
En 1973, tiempos revueltos y esperanzadores, fue Director del Instituto de Cinematografía secundado por Mario Soffici.
En 1974 filmó su última película como director con Federico Luppi: "Yo maté a Facundo".
En los años 80 comenzó a tener problemas con su salud para finalmente cantar su último tango el 13 de Agosto de 1989. Por suerte recibió en vida el homenaje de ser nombrado: "Ciudadano ilustre de Buenos Aires" el 22 de Mayo de 1986.
Las palabras del querido Roberto "Tito" Cossa al despedirlo en 1989, todavía me conmueven, y con ellas cierro esta nota dedicada a un hombre fundamental del siglo 20: ".......aprendí muchas cosas, por ejemplo aprendí a querer a ese cantor de tangos peronista, artista tremendo, coherente hasta el final, de los que no lloran ni fanfarronean, de la estirpe de los pocos porteños que bastaron para generar el mito de una raza que, si alguna vez existió, se terminó con él. Carajo: otro cacho de uno que se muere. Y yo que ni lo conocí personalmente. Me hubiera gustado sacarme una foto con él para mostrársela a mi hijo." Roberto Cossa, 1989.
UN HOMBRE FUNDAMENTAL: HUGO DEL CARRIL
Por Daniel Loisi
La gran figura del espectáculo argentino, inteligente, comprometido con los problemas de su tiempo como decía Shakespeare, gran cantante de tangos, muy buen actor, excelente director de cine. Su película "Las aguas bajan turbias" según mi criterio permanece como la gran película argentina, por su compromiso y porque estaba adelantada a su tiempo.
Una figura indispensable para volver una y otra vez sobre su carrera que comprende más de cincuenta años. 46 películas contaron con su talento, 15 como director.
Murió a los 76 años y hoy tendría 100 años. Cuando llega todos los años el 30 de Noviembre siempre lo recuerdo, corajudo, pintón, talentoso, honrado, esas figuras o ídolos que te acompañan toda la vida como tantos otros. Cuando escucho sus tangos siempre me conmuevo, su voz era única, su versión de "Nostalgias" es demoledora. La marcha peronista es increíble, en su voz dá fuerza, ganas de luchar, dá alegría, hasta el más gorila se hace peronista.
Cuando lo veo interpretando a José Betinoti en "El último payador" de 1949, al final quebrado y enfermo que se le rompe una cuerda de la guitarra y su mujer le pregunta: Que pasó se rompió una cuerda? y el le dice muy emotivo: "no, se rompió mi alma....." me llega a mi corazón.
O al final de "Pobre mi madre querida" de 1948 cuando le disparan y el dice: "Gracias hermano, me hiciste un favor! ....Y llega arrastrándose a la casa de la madre gritándole: Mama!!!. Y muere en los brazos de su madre. Una escena realmente muy emotiva.
La competencia con Luis Sandrini en esa monumental película que fue "Los dos rivales" de 1943, donde interpretaban a dos periodistas que se peleaban pero también eran amigos. Se adelantaron a las grandes parejas del cine, un dúo único.
El maravilloso personaje que interpreta en "Las aguas bajan turbias" de 1952, su mejor película que trataba la explotación del hombre en los yerbatales misioneros, sobre novela de Alfredo Varela, pero que logra imponer todo su sello personal en un film brillante, desde sus primeras imágenes donde muestra porque "Las aguan bajan turbias" con los cadáveres que flotan en el río, de hombres que luchaban por un destino mejor y como única respuesta recibían la muerte. La contundente pelea final con el malo de turno era sensacional, y no tenía nada que envidiar al cine norteamericano de esos años.
Más allá de los valores de la película de Hitchcock: "Vertigo", excelente film del viejo Alfred, es evidente que de alguna forma le llegó información de "Más allá del olvido" película que Hugo realizó sobre novela de Georges Rodenbach, con climas maravillosos. Si se compara las dos películas las similitudes son increíbles. Hugo logra una historia profunda y emotiva, alejada de todo costumbrismo, haciéndola universal. "Más allá del olvido" se filmó en 1955 y "Vertigo" en 1958. Asimismo se puede ver claramente las influencias de Hitchcock en Hugo al encontrar climas que hacen recordar a "Rebecca" de 1940.
En "La calesita" de 1963 una sencilla película que recorre la vida de un calesitero, su infancia, sus recuerdos, su vida, pero también la historia de la ciudad y sus hechos sociales, Hugo logra una película tierna y conmovedora. El título alude a un tema de Mariano Mores. Originalmente pensada para tv, duraba 170 minutos y finalmente se la exhibió en cines con una duración de 100 minutos.
Recorrer la filmografía de Hugo puede que me deje agotado pero es un enorme placer recordar sus trabajos tanto como actor y como director, fue protagonista de una etapa popular del cine bien entendido, un cine que llegaba al alma, y seguido por el pueblo. El es una figura fundamental de nuestro cine y de nuestra cultura, tendríamos que recordarlo siempre, los grandes medios tienen esa responsabilidad, la de recordar a nuestros artistas y además pasar sus películas.
Se llamaba Piero Bruno Hugo Fontana y nació en Flores el 30 de Noviembre de 1912. Dió sus primeros pasos como cantante en locales de barrio y abandonó el secundario en tercer año. Trabajó como operario industrial y luego como taquígrafo. Fue locutor en Radio del Pueblo en 1929. Se hizo llamar Oro Cáceres, Hugo Font, Pierrot hasta que se hizo conocido como Hugo del Carril en 1935 cantando tangos en Radio El Mundo y Radio Nacional.
A partir de su participación en "Los muchachos de antes no usaban gomina" de Manuel Romero en 1937 donde cantaba el tango "Tiempos viejos" su carrera fue imparable. Junto a Luis Sandrini fue el artista de cine mejor pago del país.
Fue prohibido por la mal llamada "Revolución Libertadora", inclusive en algún momento pensaron en fusilarlo. Un grupo dependiente del asesino Isaac Rojas entraron a su casa, muchas veces Hugo lo contó: " ....fue terrible, tremendo...entraron a mi casa comandos civiles y rompieron todo, llegaron a descoser los forros de mis sacos y de mi sobretodo y los tapizados de los sillones.....estuve preso e incomunicado en la penitenciaría con Mentasti y otros, durante 45 días....!
En 1973, tiempos revueltos y esperanzadores, fue Director del Instituto de Cinematografía secundado por Mario Soffici.
En 1974 filmó su última película como director con Federico Luppi: "Yo maté a Facundo".
En los años 80 comenzó a tener problemas con su salud para finalmente cantar su último tango el 13 de Agosto de 1989. Por suerte recibió en vida el homenaje de ser nombrado: "Ciudadano ilustre de Buenos Aires" el 22 de Mayo de 1986.
Las palabras del querido Roberto "Tito" Cossa al despedirlo en 1989, todavía me conmueven, y con ellas cierro esta nota dedicada a un hombre fundamental del siglo 20: ".......aprendí muchas cosas, por ejemplo aprendí a querer a ese cantor de tangos peronista, artista tremendo, coherente hasta el final, de los que no lloran ni fanfarronean, de la estirpe de los pocos porteños que bastaron para generar el mito de una raza que, si alguna vez existió, se terminó con él. Carajo: otro cacho de uno que se muere. Y yo que ni lo conocí personalmente. Me hubiera gustado sacarme una foto con él para mostrársela a mi hijo." Roberto Cossa, 1989.
UN HOMBRE FUNDAMENTAL: HUGO DEL CARRIL
Por Daniel Loisi
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