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DIJO Pato Paludi (Periodista) Radio Arinfo:
DIJO Pato Paludi (Periodista) Radio Arinfo:
"Un texto necesario y comprometido con nuestros tiempos de Hugo Asencio. Se destacan las dos potentes actuaciones de Laura Manzaneda y Daniel Loisi. Con una puesta dinámica que apunta a la comedia y la emoción. El Director Daniel Loisi se juega a romper la cuarta pared logrando una sorpresiva inclusión del público. Muy Recomendada".
Lunes. 20.30Hs. Teatro La Máscara- Piedras 736-
Lunes. 20.30Hs. Teatro La Máscara- Piedras 736-
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DIJO Gabriel Amq (Docente y Director):
"Los hambrientos del sur" de Hugo Asencio con Laura Manzaneda y Daniel Loisi
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Es difícil pasar momentos de hambre sin caer en la violencia. El hambre mortifica el cuerpo y destruye el alma, con él cae hasta el amor, porque el hambre es un gran destructor, que daña la tierra y se traga a débiles y enfermos.
Siempre una pareja es equilibrio. La convivencia es para equilibristas cuando los deseos y fantasías respecto a uno mismo se alojan en las sombras, junto a las miserias y la basura.
Un hombre y una mujer deben atravesar el desierto sin provisiones. Cargan bajo el calor del sol derrotas y falsas promesas ...
El destino llegó para azotar, para que el cuerpo sufra y el amor rinda examen. Hambrientos del Sur, una obra muy oscura plagada de un humor que solo vemos cuando nos reimos del dolor.
Un hombre y una mujer deben atravesar el desierto sin provisiones. Cargan fantasías y falsas promesas bajo el calor del sol...
El destino llegó para azotar, para que el cuerpo sufra y el amor rinda examen. "Hambrientos del Sur" una obra muy oscura plagada de un humor que solo vemos cuando nos reimos del dolor.
Con excelentes actuaciones como las de Laura Manzaneda y Daniel Loisi, "Humor" y "Hambre" son palabras compatibles. Bajo la dirección un cada vez más afilado director como Daniel Loisi "Los hambrientos del sur" es una Excelente obra. Recomendada.
"Los hambrientos del sur" de Hugo Asencio con Laura Manzaneda y Daniel Loisi
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Es difícil pasar momentos de hambre sin caer en la violencia. El hambre mortifica el cuerpo y destruye el alma, con él cae hasta el amor, porque el hambre es un gran destructor, que daña la tierra y se traga a débiles y enfermos.
Siempre una pareja es equilibrio. La convivencia es para equilibristas cuando los deseos y fantasías respecto a uno mismo se alojan en las sombras, junto a las miserias y la basura.
Un hombre y una mujer deben atravesar el desierto sin provisiones. Cargan bajo el calor del sol derrotas y falsas promesas ...
El destino llegó para azotar, para que el cuerpo sufra y el amor rinda examen. Hambrientos del Sur, una obra muy oscura plagada de un humor que solo vemos cuando nos reimos del dolor.
Un hombre y una mujer deben atravesar el desierto sin provisiones. Cargan fantasías y falsas promesas bajo el calor del sol...
El destino llegó para azotar, para que el cuerpo sufra y el amor rinda examen. "Hambrientos del Sur" una obra muy oscura plagada de un humor que solo vemos cuando nos reimos del dolor.
Con excelentes actuaciones como las de Laura Manzaneda y Daniel Loisi, "Humor" y "Hambre" son palabras compatibles. Bajo la dirección un cada vez más afilado director como Daniel Loisi "Los hambrientos del sur" es una Excelente obra. Recomendada.
EXCELENTE INICIATIVA. "Teatro Desocupado"
Una Gran Noche Teatral en el Teatro La Máscara. Piedras 736.
"Los Hambrientos del Sur" de Hugo Asencio.
Dirección General Daniel Loisi.
Actúan: Laura Manzaneda y Daniel Loisi.
Asistencia de Dirección Tatiana García.
NOTA: ultra recomendado!
Una Gran Noche Teatral en el Teatro La Máscara. Piedras 736.
"Los Hambrientos del Sur" de Hugo Asencio.
Dirección General Daniel Loisi.
Actúan: Laura Manzaneda y Daniel Loisi.
Asistencia de Dirección Tatiana García.
NOTA: ultra recomendado!
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DIJO: Silvio Adrian Tangolpeando (Periodista):
"TEATRO DESOCUPADO", es un Ciclo de Obras breves que involucra a actores, actrices, autores y directores sin trabajo que se sumaron a éste Proyecto para mostrar su talento, habilidades y cualidades artísticas que la falta de alternativas laborales lo impiden.
"LOS HAMBRIENTOS DEL SUR", de Hugo Asencio, es una de las puestas que se ofrecen los lunes a las 20,30 hs. en el Teatro "La Máscara" (Piedras 736 - San Telmo - C.A.B.A.). Una pareja sin laburo -en el modesto living de su casa- asume entre discusiones, reproches y pase de facturas que se gastaron todos los ahorros y no tienen ni siquiera para la compra de la comida del día. ¿Qué son capaces de hacer cuando el hambre llega? Sus protagonistas, Daniel Loisi y Laura Manzaneda, demuestran una vez más la tremenda potencia que le imprimen a sus actuaciones. En éste caso -más allá del drama planteado por el autor- ell@s le agregan una cuota de humor, ironía y actualidad, jugando desopilantes escenas con un despliegue de distintos estados de ánimo y diálogos sin desperdicio, llegando a un conmovedor final. Loisi, cumple la doble proeza de actuar y dirigir tal como ya nos tiene acostumbrados en sus espectáculos.
"LOS HAMBRIENTOS DEL SUR", de Hugo Asencio, es una de las puestas que se ofrecen los lunes a las 20,30 hs. en el Teatro "La Máscara" (Piedras 736 - San Telmo - C.A.B.A.). Una pareja sin laburo -en el modesto living de su casa- asume entre discusiones, reproches y pase de facturas que se gastaron todos los ahorros y no tienen ni siquiera para la compra de la comida del día. ¿Qué son capaces de hacer cuando el hambre llega? Sus protagonistas, Daniel Loisi y Laura Manzaneda, demuestran una vez más la tremenda potencia que le imprimen a sus actuaciones. En éste caso -más allá del drama planteado por el autor- ell@s le agregan una cuota de humor, ironía y actualidad, jugando desopilantes escenas con un despliegue de distintos estados de ánimo y diálogos sin desperdicio, llegando a un conmovedor final. Loisi, cumple la doble proeza de actuar y dirigir tal como ya nos tiene acostumbrados en sus espectáculos.
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Dijo: Rudolf Von Rassendyll (Actor,a Director de Teatro y Periodista)
Dijo: Rudolf Von Rassendyll (Actor,a Director de Teatro y Periodista)
Mañana recomiendo ir a ver Teatro Desocupado, o como a partir del absurdo se puede armar una radiografía de la Argentina de los últimos años. Dos obras de 30 minutos que reflejan desde la comedia, en dos tonos completamente distintos las contradicciones del argentino promedio. Por un lado Los hambrientos del sur, de Hugo Asensio, es una obra que escrita hace 20 años vuelve a ser cotidiana. El hambre y la comodidad; la humillación del ego del macho; las estúpidas tradiciones conservadoras. A través del costumbrismo, Daniel Loisi crítica las costumbres de la clase media argentina que se cree muy cómoda hasta que le mueven el piso. La hipocresía del progresista que se creyó la mentira, que se comió el cuento neoliberal y vive en una fantasía. Una fantasía que se termina cuando le quitan todo por lo que luchó. Pero también habla sobre la hipocresía del macho argentino que ve su ego y orgullo pisados ante la realidad, y que no es más que un miserable inseguro de su propia inestabilidad sentimiental y filial. A través de las maravillosas interpretaciones de Loisi y Laura Manzaneda, quedan al desnudo con humor casi ridículo y patético las contradicciones en la que vive un sector de la población, y una gran parte del público va a sentir empatía por estos queribles perdedores, que bien podrían haber salido de una comedia italiana de los años 60. Por otro lado, Dos palomas, de Walter Ferreyra Ramos, muestra el enfrentamiento entre un pasado reciente y el presente. Dos puntos de vista, casi fanáticos, de dos Argentinas, simbolizados y animalizados con un tono paródico más cercano a lo clownesco. El trabajo corporal y vocal de sus dos intérpretes, Gonzalo Moreno y Fiorella Fadani es extraordinario. La conclusión de que Argentina queremos, de cara a las próximas elecciones, la saca cada espectador. Pero lo cierto es que estas palomas fueron testigas de muchas cosas, y saben mejor que muchos de nosotros cuál es la verdad. Dos palomas es un reflejo del aquí y ahora, de la cultura mediática que divide a una sociedad, y de cosas básicas que cambiaron. Va más allá de lo político o ideológico, es sobre vivir sin vendas, volando, pisando el piso y tratando de comer. La meta del teatro desocupado es sobrevivir a pesar de. Por eso el precio de la entrada es simbólico, y sirve para demostrar como bien dice Daniel Loisi, que el arte no va a cambiar la realidad -ni la economía de los artistas- pero sirve para entender, discutir, debatir y reflexionar sobre ella.
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Dijo: Marcelo Oliveri (Periodista)
Dijo: Marcelo Oliveri (Periodista)
TEATRO DESOCUPADO: RETROCEDER NUNCA, RENDIRSE JAMÁS.
Este ciclo que se realiza en el Teatro La Máscara y Pan y Arte nos cuenta historias breves de cosas que parecían superadas pero que lamentablemente volvieron a aflorar.
Los Hambrientos del Sur de Hugo Asencio es un claro ejemplo de lo que le ocurre a cualquier familia de clase media donde el hambre se instala y empieza a provocar estragos en una pareja que se ama. Daniel Loisi un jugador de Nueva Chicago devenido en pobre y hambriento demuestra que es un actor ideal para interpretar personajes costumbristas. Su actuación y su porte bien porteño convence. Además dirige esta historia. Su media naranja Laura Manzaneda sufre porque tiene hambre y porque ama a ese hombre que conoció la gloria y hoy están envueltos en el hambre. Podríamos decir como corolario que el amor es más fuerte que el hambre.
Los Hambrientos del Sur de Hugo Asencio es un claro ejemplo de lo que le ocurre a cualquier familia de clase media donde el hambre se instala y empieza a provocar estragos en una pareja que se ama. Daniel Loisi un jugador de Nueva Chicago devenido en pobre y hambriento demuestra que es un actor ideal para interpretar personajes costumbristas. Su actuación y su porte bien porteño convence. Además dirige esta historia. Su media naranja Laura Manzaneda sufre porque tiene hambre y porque ama a ese hombre que conoció la gloria y hoy están envueltos en el hambre. Podríamos decir como corolario que el amor es más fuerte que el hambre.
Teatro Desocupado es un grito de alerta que está concientizando sobre lo que nos está pasando. Así como Teatro Abierto en los 80 nació para resistir, Teatro Desocupado nace como un alerta. Ojalá la historia quede acá y no se repita. Excelentes historias que marcan los sucesos que estamos viviendo.
Teatro La Máscara. Piedras 736.
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Dijo: Adrián Muoyo Director de la Biblioteca de la ENERC.
Dijo: Adrián Muoyo Director de la Biblioteca de la ENERC.
Les recomiendo las dos obras. Bien actuadas, autogestionadas y hablan mucho de nuestros tiempos. Los hambrientos del Sur es una comedia dramática, interpretada en el tono justo. Dos palomas es una crítica, desde el humor más desaforado, de lo que nos pasa como sociedad.
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Dijo: Jorge Incorvaia (Actor y Director de Teatro)
Dijo: Jorge Incorvaia (Actor y Director de Teatro)
Un texto sencillo pero verdadero capta inmediatamente la atención y el interés de la platea. Excelente trabajo de Laura Manzaneda y Daniel Loisi... El cuidado de los pequeños detalles conduce hacia un final donde la emoción contenida de los actores invita sin golpes bajos a reflexiones profundas. Daniel dirige con batuta segura. Aplausos calurosos para ambos y para el autor.
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Dijo: Iván Steinhardt - Periodista - Radio Continental - Lunes de teatro. Hermosa propuesta la de Teatro desocupado. Nos dimos cita con Romi Pinto durante dos lunes para reflexionar con el arte. Todos los lunes a las 20:30 un dueto de obras cortas cuyos ejes temáticos son las consecuencias de la desocupación laboral cunado esta le moja la oreja a la dignidad y luego se la lleva por delante. El lunes que viene vale la pena darse una vuelta por el Teatro "La Máscara" para ver "Los Hambrientos del Sur" con Laura Manzaneda y Daniel Loisi, con dirección de este último. La pieza de Hugo Asencio no pierde vigencia (lamentablemente) y posa la mirada sobre una pareja. Ella ama de casa (¿frustrada por lo que podría haber sido?); él, un ex-futbolista que todavía no se resigna a un pasado que ya es recuerdo (glorioso y honorable, pero recuerdo al fin). Asistimos a un cotidiano de brazos caídos en esa mesa de mate y radio. Un estado de resignación y negación de la realidad bien compuesta por la dupla que se entiende bárbaro en el escenario. Luego nos entregamos al juego circense y clownesco de "Dos Palomas". Escrita y dirigida por Walter Ferreyra y con estupendos trabajos de Gonzalo Moreno y Fiorella Fidani componiendo dos palomas de Plaza de Mayo que representan en sí mismas la clase media y sus contradicciones ideológicas. Al ser una misma especie de animales, por ende sin uso de razón, sirve como colchón para mostrar el costado conservador debatiéndose con el socialista dentro de un plano absurdo (pero no tanto). Lunes que viene a las 20:30 e Piedras 736.
Iván Steinhardt
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Dijo Luis Kramer - Periodista -
Una más que bienvenida propuesta en el Teatro La Máscara ubicado en Piedras 736 para los tiempos que corren: Teatro a $ 50= Dos obras cortas al valor de media. Y sin por ello desdeñar la calidad.
La primera es Los Hambrientos del Sur de Hugo Asencio con dirección y actuación de Daniel Loisi junto a Laura Manzaneda. Que decir de Loisi, viejo animal de teatro? Que conoce su oficio mejor que nadie y que sabe que cuerdas pulsar para divertir, para emocionar y para sorprender al espectador. Una vez más sale airoso de su desafío. El teatro es lo suyo y sabe sacar buen partido de ello. Su aparente distracción y hasta olvido con rasgos de machismo que va desnudando su terrible verdad nos deja atónitos desde la platea, sin defensa, desnudos, expuestos ante tanta emoción y tanta verdad,
A su lado, Laura Manzaneda encarna a la compañera silenciosa y resignada a tanta opresión, cuyo grito ahogado pugna por salir en un contrapunto de compromiso escénico y militancia actoral.
Es doblemente loable que esta obra sea parte de un ciclo de lucha activa por la dignidad, aspecto que es de destacar forma parte de la lucha por la reivindicación actoral por parte de ambos actores desde hace tiempo.
A su turno, Dos Palomas, la otra obra del ciclo nos aporta talento, frescura, diversión y encomiables trabajos escénicos por parte de sus actores Fiorella Fidani y Gonzalo Moreno bajo la dirección de Walter Ferreyra Ramos, en la que componen a dos palomas de Plaza de Mayo quienes revisitan nuestra historia argentina de los últimos 40 años con este tradicional monumento histórico como fondo.
Teatro para ver y para sentirte muy acompañado.
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Dijo: Fernando Damián Carreiro - Periodista -
Hace unos días fui con mí amigo y colega Marcelo Oliveri al teatro La Máscara de San Telmo.
Allí vimos dentro del ciclo Teatro Desocupado "Los hambrientos del sur" de Hugo Asencio.
Dos personajes, una pareja que se nota tuvo tiempos mejores y una crisis que afecta a muchos, la falta de trabajo.
Daniel Loisi personifica a un ex futbolista desocupado cuyo anterior status de "famoso" le impide, orgullo de por medio, salir a buscar un empleo, mientras toman los últimos mates con la yerba secada al sol y los pocos bizcochos en existencia.
Su mujer, Laura Manzaneda, trata de encontrar salidas a la crisis laboral y económica que atraviesan y que podría llevar a la ruptura sentimental.
Loisi, quien además de actuar dirige con solvencia esta obra, logra darle a su personaje la fuerza y ternura necesarias para poder comprenderlo, aunque en primera instancia cueste hacerlo por diversas actitudes egoístas. Dosifica el humor que el autor supo imprimirle para digerir mejor la angustia que ofrece el personaje femenino, siempre tratando de llegar a una solución y golpeándose reiteradamente contra la pared ególatra del marido.
Excelente puesta minimalista, y un acertado tono costumbrista hace de "Los Hambrientos del Sur" una muy buena propuesta para acompañar y recomendar.
Si quieren verla, a solo 50$, tienen la oportunidad el próximo lunes 9 de octubre a las 20.30 en el Teatro La Máscara de Piedras 736 casi esquina Independencia.
Dos actores, y una propuesta digna para vernos y reconocernos en estos tiempos duros y agrietados.
Fernando Damián Carreiro
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Revista "Refugios" Asuntos Internos -
Los hambrientos del Sur
Se esculpen los rostros de la carencia con las estecas de la Servidumbre.
Y el soplo plomizo del tiempo asegura el peso del abandono, de la orfandad más abyecta: el arrojo de los sueños hacia la eterna y vacua promesa del mañana.
Servidumbre y abandono, orfandad y muerte, que traen a la memoria aquéllos versos de Simónides:
El parecer incluso a la verdad doblega
El triple rostro de la carencia (espiritual, metafísica, sociopolítica) simula habitar en la verdad.
Y muy probablemente en lo genuino.
Es lo que le sucede a Nacho Cáceres. Ex futbolista, ex centro delantero de Nueva Chicago, equipo tradicional del barrio porteño de Mataderos, desocupado, no puede aceptar el retiro ni el olvido que genera su paso en el mundo deportivo, aún en la delicada crisis económica y amorosa que atraviesa. No se resigna a abandonar la promesa de la fama, en la cual estaría asegurada la plenitud del ser. Pero nunca jamás llega al encuentro la vieja diosa siempre vestida a la moda.
En este punto, Nacho, interpretado con la solvencia propia de Daniel Loisi, desea más la realización de una subjetividad imposible que el reconocimiento de la dura enfermedad espiritual, metafísica y sociopolítica que le acompaña.
Es decir, Nacho es la clásica Penélope que naufraga en la imposibilidad de sus expectativas.
Ahora bien, ¿Qué sería del crear y lo creado sin el gesto femenino de lo disruptivo, de lo que punza por debajo de esa relación?
Así nace la tensión. Así alumbra y denuncia Andrea el extravío del ser.
Ella no es sólo un nombre de origen griego, cargado de virilidad, no es sólo la pareja cuestionadora de las formas de vida en que Nacho simula bienestar, sino incluso es la heroína que rompe las tablillas del mandato, del poder opresor y universal, forma de heroína que Sófocles en su tiempo no podía representar en sus obras y sin dudas le hubiese gustado. Ella es tan divinamente humana y pone contra las cuerdas a ese tanque discursivo de la mismidad, a ese tirano mecanismo de atravesar todas las esferas de la comunicación con los despojos del fruto.
Laura Manzaneda (Andrea) mueve su cuerpo al unísono de la cruda poética del texto al tiempo que su gestualidad logra la hondura necesaria para direccionar la palabra hacia el sonido y la furia de lo que queda en los márgenes de la historia oficial del ser.
Este movimiento no sería posible sin los temblores húmedos que provoca la musicalidad de Biyuya de Astor Piazzolla. Así, en coparticipación herida pero aún bella, nace una atmósfera de denuncia inclaudicable.
Hay un excedente, entonces, incontrolable, muy humano, que se desprende de lo producido en masa.
Andrea se dice de muchas maneras y, sin embargo, es idéntica a sí misma aún en las peores circunstancias, en los peores arrebatos, en sus cambios de humor y de gustos. No sacrifica su dignidad aún en el fallecimiento del sexo, la ausencia de amor (que es el vacío espiritual), la pérdida de trabajo, del dinero y la salud.
Esta tensión entre apariencia y realidad, entre renuncia y denuncia, es un verdadero testamento de época, un genuino testimonio del triple rostro de la carencia inmerso en las aguas de la idiosincrasia argentina. Lo cual no es un dato menor a la hora de ubicar esta obra teatral, escrita por Hugo Asencio y dirigida por Daniel Loisi, en un peldaño de relevancia en la torre de Babel azul y blanca. Asimismo implica una toma deposición, un refugio diminuto, una resistencia húmeda contra la prisión de la autonomía y el olvido de ser.-
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El lunes pasado fui a ver la última función de un comprometido y a la vez entretenido espectáculo teatral compuesto por dos obras breves, dentro del ciclo denominado Teatro Desocupado. La primera llevada adelante por mis amigos Daniel Loisi, director y actor, y Laura Manzaneda, actriz. "Los hambrientos del sur", un tragicomedia de Hugo Asencio que habla de una pareja en crisis, que, acorralada por la realidad social, está obligada a sobrevivir dentro de un estado de desidia y resignación. Los personajes de ambos se debaten en una situación límite que recorta sus aspiraciones y dignidad, sin dejar por ello un lugar para grotescos y chispeantes pasajes de humor que hacen más llevadero el conflicto. Y esa adversidad aún guarda retazos de amor que se pueden reavivar, arribando a un desenlace de gran emotividad. La puesta en escena de Loisi es despojada, directa y conducente al mensaje que se quiere transmitir, y tanto su labor actoral como la de Laura Manzaneda son convincentes, con un buen manejo del costumbrismo argentino.
"Dos palomas" de Walter Ferreyra es la otra obra breve, que con mucha imaginación, humor disparatado y un estupendo despliegue actoral (Fiore Fidani y Gonzalo Moreno), hace una parábola evocativa de la historia y la actualidad política del país.
Teatro Desocupado es una propuesta muy oportuna que debería volver a tener su espacio en el Teatro La Máscara.
En el evento conocí y conversé bastante con la gran escritora argentina Elsa Osorio y me encontré con Fredy Friedlander, de Cine Núcleo.
Amadeo Lukas
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"LOS HAMBRIENTOS DEL SUR" de Hugo Asencio. Con Laura Manzaneda y Daniel Loisi. Dirección: Daniel Loisi.
Nacho Cáceres (Daniel Loisi) es un ex futbolista de Nueva Chicago que está metido en su mundo, entre el suplemento deportivo y la radio, siguiendo el campeonato. En medio de esa atmósfera de aparente desencuentro está ella, su esposa, (Laura Manzaneda) la que lo baja a la realidad, la que le muestra que se gastaron todo lo que tenían, que no pueden pagar las cuentas y por sobre todas las cosas que ya no queda nada para comer. Esta obra pretende mostrar a través de estos dos personajes una historia más de una típica pareja de clase media que descendió, que pasó a formar parte de los que perdieron. Esta situación fue vivida por mucha gente a partir de la crisis de 2001 y más allá de un cierto período que como quedó demostrado fue decididamente propiciador de caminos de ascenso social, todo indica que se está produciendo un retroceso muy importante en ese sentido. Esto es lo que nos trae “Los hambrientos del sur” la excusa perfecta para mostrar a partir de los conflictos de esta pareja, un conflicto aun mayor y es aquel que sufre una persona cuando siente que está dejando de pertenecer a su clase, que todas aquellas puertas que antes se le abrían ahora se le cierran. Las actuaciones de Loisi y Manzaneda están a la altura del texto y lo desarrollan con solvencia, acompañados por una mesa y dos sillas que ofician de escenografía.
Una obra necesaria en estos momentos en los que es imprescindible echar mano del pensamiento crítico, aquel que nos ayuda a entender donde estamos parados.
Dos palomas, de Walter Ferreyra Ramos, con Gonzalo Moreno y Fiorella Fidani.
A través de dos palomas Walter Ferreyra trata de poner sobre el escenario, que entiende él por la “Grieta” mientras aprovecha para repasar parte de la historia argentina de la cual la “Plaza” fue un mudo testigo. Por ella desfilan: Perón y Evita, las Madres y ese militar alcohólico que pensó que su delirio bélico iba a llegar a buen término. Con claras referencias a la difícil situación Política, social y económica por la cual atraviesa el país, Ferreyra toma posición al respecto y no intenta en ningún momento disimularla. Es una obra que recurre en todo momento al humor para mostrar una faceta de la realidad que no es para nada risueña. Para destacar los trabajos de Gonzalo Moreno Y Fiorella Fidani, que despliegan un trabajo impresionante desde lo físico y lo actoral, utilizando todo su oficio para lograr que esas palomas logren su cometido que es llevar el mensaje a la platea y lo logran.
Este ciclo de obras breves que lleva por título “Teatro Desocupado” es un ciclo imprescindible en este momento, en el cual no se ven muchas expresiones que se alcen en contra de este sistema de dominación ejercido hoy por un gobierno que ha tomado el Estado como si el mismo fuera una empresa, que ha avasallado derechos y conquistas que costó mucho conseguir y que todo indica que van en camino a seguir retrocediendo en el tiempo intentando refundar la República conservadora de principios del siglo XX. Los medios hegemónicos son cómplices de este estado de cosas, por lo tanto es saludable que ciclos como estos, que nos recuerdan al teatro de Barletta, se multipliquen.
Por: Susana Salerno
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El lunes pasado fui a ver la última función de un comprometido y a la vez entretenido espectáculo teatral compuesto por dos obras breves, dentro del ciclo denominado Teatro Desocupado. La primera llevada adelante por mis amigos Daniel Loisi, director y actor, y Laura Manzaneda, actriz. "Los hambrientos del sur", un tragicomedia de Hugo Asencio que habla de una pareja en crisis, que, acorralada por la realidad social, está obligada a sobrevivir dentro de un estado de desidia y resignación. Los personajes de ambos se debaten en una situación límite que recorta sus aspiraciones y dignidad, sin dejar por ello un lugar para grotescos y chispeantes pasajes de humor que hacen más llevadero el conflicto. Y esa adversidad aún guarda retazos de amor que se pueden reavivar, arribando a un desenlace de gran emotividad. La puesta en escena de Loisi es despojada, directa y conducente al mensaje que se quiere transmitir, y tanto su labor actoral como la de Laura Manzaneda son convincentes, con un buen manejo del costumbrismo argentino.
"Dos palomas" de Walter Ferreyra es la otra obra breve, que con mucha imaginación, humor disparatado y un estupendo despliegue actoral (Fiore Fidani y Gonzalo Moreno), hace una parábola evocativa de la historia y la actualidad política del país.
Teatro Desocupado es una propuesta muy oportuna que debería volver a tener su espacio en el Teatro La Máscara.
En el evento conocí y conversé bastante con la gran escritora argentina Elsa Osorio y me encontré con Fredy Friedlander, de Cine Núcleo.
Amadeo Lukas
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"LOS HAMBRIENTOS DEL SUR" de Hugo Asencio. Con Laura Manzaneda y Daniel Loisi. Dirección: Daniel Loisi.
Nacho Cáceres (Daniel Loisi) es un ex futbolista de Nueva Chicago que está metido en su mundo, entre el suplemento deportivo y la radio, siguiendo el campeonato. En medio de esa atmósfera de aparente desencuentro está ella, su esposa, (Laura Manzaneda) la que lo baja a la realidad, la que le muestra que se gastaron todo lo que tenían, que no pueden pagar las cuentas y por sobre todas las cosas que ya no queda nada para comer. Esta obra pretende mostrar a través de estos dos personajes una historia más de una típica pareja de clase media que descendió, que pasó a formar parte de los que perdieron. Esta situación fue vivida por mucha gente a partir de la crisis de 2001 y más allá de un cierto período que como quedó demostrado fue decididamente propiciador de caminos de ascenso social, todo indica que se está produciendo un retroceso muy importante en ese sentido. Esto es lo que nos trae “Los hambrientos del sur” la excusa perfecta para mostrar a partir de los conflictos de esta pareja, un conflicto aun mayor y es aquel que sufre una persona cuando siente que está dejando de pertenecer a su clase, que todas aquellas puertas que antes se le abrían ahora se le cierran. Las actuaciones de Loisi y Manzaneda están a la altura del texto y lo desarrollan con solvencia, acompañados por una mesa y dos sillas que ofician de escenografía.
Una obra necesaria en estos momentos en los que es imprescindible echar mano del pensamiento crítico, aquel que nos ayuda a entender donde estamos parados.
Dos palomas, de Walter Ferreyra Ramos, con Gonzalo Moreno y Fiorella Fidani.
A través de dos palomas Walter Ferreyra trata de poner sobre el escenario, que entiende él por la “Grieta” mientras aprovecha para repasar parte de la historia argentina de la cual la “Plaza” fue un mudo testigo. Por ella desfilan: Perón y Evita, las Madres y ese militar alcohólico que pensó que su delirio bélico iba a llegar a buen término. Con claras referencias a la difícil situación Política, social y económica por la cual atraviesa el país, Ferreyra toma posición al respecto y no intenta en ningún momento disimularla. Es una obra que recurre en todo momento al humor para mostrar una faceta de la realidad que no es para nada risueña. Para destacar los trabajos de Gonzalo Moreno Y Fiorella Fidani, que despliegan un trabajo impresionante desde lo físico y lo actoral, utilizando todo su oficio para lograr que esas palomas logren su cometido que es llevar el mensaje a la platea y lo logran.
Este ciclo de obras breves que lleva por título “Teatro Desocupado” es un ciclo imprescindible en este momento, en el cual no se ven muchas expresiones que se alcen en contra de este sistema de dominación ejercido hoy por un gobierno que ha tomado el Estado como si el mismo fuera una empresa, que ha avasallado derechos y conquistas que costó mucho conseguir y que todo indica que van en camino a seguir retrocediendo en el tiempo intentando refundar la República conservadora de principios del siglo XX. Los medios hegemónicos son cómplices de este estado de cosas, por lo tanto es saludable que ciclos como estos, que nos recuerdan al teatro de Barletta, se multipliquen.
Por: Susana Salerno
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Dijo Gustavo Rodriguez - Periodista -
Por favor no se lo pueden perder. Teatro Desocupado es un ciclo excelente. "Los hambrientos del Sur" te encontrarás con un texto, actuaciones y dirección: impecables!! La recomiendo totalmente!!
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Breve crítica sobre "Los Hambrientos del Sur" :
Hambre
Una palabra, nada más (¿nada más?)
Cuanto se encierra en esa palabra, al menos cuando hablamos del verdadero HAMBRE.
Y justamente, en “Los Hambrientos del Sur” ya desde el título mismo se habla del HAMBRE, así, con mayúsculas.
Olvidemos por un momento aquellas veces en que apresuradamente confundimos el hambre con esa sensación que nos invade cuando la motito del delivery se demora un poco más de la cuenta en traernos la pizza o la cola para entrar al restaurante es larga y tediosa.
No.
Eso es pura ansiedad, hija de la inmediatez de una vida hiperconectada y de navegación veloz que no admite dilaciones y se empeña en crearnos falsos apetitos y necesidades vacuas.
Aquí se trata del HAMBRE, ese que arremete desesperado y desesperante, el peor, el único, el lacerante, porque no solo se hace palpable y feroz en el presente sino que además se alimenta (valga la paradoja) de la certeza de hambres futuros, creciendo hasta invadirlo todo, hasta ser fuente de pura y agobiante angustia, hasta teñirlo todo de desesperanza, como quien derrama el contenido de un tintero sobre una hoja de blanco e impoluto papel creando una inapelable certeza: nada volverá a ser lo mismo.
HAMBRE no solo del pan nuestro de cada día, sino también de nuestras ilusiones, de nuestra felicidad, de nuestra esperanza, porque en su voracidad aterrada el susodicho HAMBRE acabó por devorarse todo, apoderándose de lo cotidiano, quitándole sentido, tragándoselo sin siquiera masticar, dejándonos sin nuestra esencia, sin esas pequeñas cosas que nos forman y nos definen.
HAMBRE que nos abre los ojos con una cachetada seca para mostrarnos que incluso nuestro pasado, ese que guardamos en la cajita de cristal donde reposan las cosas amadas, no es tan ideal ni hermoso como lo recordábamos , trocando el tanguero “dolor de ya no ser” por el inconsolable dolor de, en realidad, no haber sido jamás.
Todo eso arrastra al matrimonio protagonista de la obra a un crescendo de reproches, palabras con filo, estocadas verbales que buscan el corazón, producto de una realidad que los transforma en enemigos íntimos, que los hace caníbales ávidos de alimentarse no de la carne del otro, sino de sus sueños, su misma alma.
Solo queda, al fin de tanta pena y tanta herida, el viejo y querido AMOR, ese vínculo humano tan castigado a veces, que unirá a la pareja protagonista más que el espanto que amenazó con separarlos.
La puesta en escena vacía de artificios y plena de cotidianos detalles, se basa (y bien que hace) en las excelentes actuaciones de Laura Manzaneda y Daniel Loisi, quienes apuntan al realismo y no le erran, brindando una mirada íntima y no carente de humor a la vida de estos 2 seres tan queribles.
¿Cómo no terminar amando a este hombre que vive recordando, añorando sus viejas hazañas deportivas e incluso amatorias? Pálidas fotos de un pasado mejor que sobreviven impresas en su mente, que lo aíslan, lo abrigan, lo salvan (por un tiempo al menos) de los males de este mundo material, del hoy cada vez más duro que transita enfundado en su vieja camiseta número 9 como si se tratase de una armadura hecha de sueños gastados, sumido en la lectura de ordinarios suplementos deportivos como quien consulta las sagradas escrituras, mientras evoca quijotescas hazañas futboleras en polvorientos campos de juego, oyendo el eco de lejanas ovaciones, reliquias de una gloria alimentada a fuerza de sangre, sudor y patadas.
Es memorable y dolorosa de ver su transición en apenas instantes de ídolo habitante de un imaginario Olimpo a simple hombre doblado por el peso de sus hombros cargados de derrota y enfrentado a la irreversible decadencia.
Y como no darle un espacio en nuestro corazón a la esposa devota y doliente, sufrida por partida doble, porque carga con el sufrimiento de quien pasa necesidades y porque además sufre al saberse en la triste e indeseada tarea de ser la encargada de destruir el castillo de naipes de ilusión de su cónyuge con el duro mensaje del hambre, pasando del papel de víctima de su propia realidad al de victimaria de fantasías ajenas ¿quién quiere matar los sueños de la persona que ama, por más falsos o tontos que estos sean?
Semejante conflicto interno queda reflejado en su rostro y su actitud corporal a medida que la acción transcurre y las cartas van quedando fatalmente sobre la mesa, sin posibilidad de vuelta atrás, mientras desde el rincón de las utopías vuela la toalla triste y final que pone fin a la farsa.
En resumen, si de algo no nos deja con hambre “Los Hambrientos del Sur” es de TALENTO, al poner sobre la mesa, como si de deliciosos manjares se tratara, el excelente texto de Hugo Asencio, duro al hablar de la realidad social de aquellos a los que el neoliberalismo olvida o descarta y esperanzador al mostrarnos como aun tienen fuerzas para luchar, las actuaciones soberbias y una dirección ( a cargo también de Daniel Loisi ) experta y exacta, hija de su sobrada experiencia, y que le da a la obra el tono adecuado, el sabor imperecedero para el paladar del espectador , sin apelar a la sal del melodrama ni a la edulcorada indulgencia.
Hambre
Una palabra, nada más (¿nada más?)
Cuanto se encierra en esa palabra, al menos cuando hablamos del verdadero HAMBRE.
Y justamente, en “Los Hambrientos del Sur” ya desde el título mismo se habla del HAMBRE, así, con mayúsculas.
Olvidemos por un momento aquellas veces en que apresuradamente confundimos el hambre con esa sensación que nos invade cuando la motito del delivery se demora un poco más de la cuenta en traernos la pizza o la cola para entrar al restaurante es larga y tediosa.
No.
Eso es pura ansiedad, hija de la inmediatez de una vida hiperconectada y de navegación veloz que no admite dilaciones y se empeña en crearnos falsos apetitos y necesidades vacuas.
Aquí se trata del HAMBRE, ese que arremete desesperado y desesperante, el peor, el único, el lacerante, porque no solo se hace palpable y feroz en el presente sino que además se alimenta (valga la paradoja) de la certeza de hambres futuros, creciendo hasta invadirlo todo, hasta ser fuente de pura y agobiante angustia, hasta teñirlo todo de desesperanza, como quien derrama el contenido de un tintero sobre una hoja de blanco e impoluto papel creando una inapelable certeza: nada volverá a ser lo mismo.
HAMBRE no solo del pan nuestro de cada día, sino también de nuestras ilusiones, de nuestra felicidad, de nuestra esperanza, porque en su voracidad aterrada el susodicho HAMBRE acabó por devorarse todo, apoderándose de lo cotidiano, quitándole sentido, tragándoselo sin siquiera masticar, dejándonos sin nuestra esencia, sin esas pequeñas cosas que nos forman y nos definen.
HAMBRE que nos abre los ojos con una cachetada seca para mostrarnos que incluso nuestro pasado, ese que guardamos en la cajita de cristal donde reposan las cosas amadas, no es tan ideal ni hermoso como lo recordábamos , trocando el tanguero “dolor de ya no ser” por el inconsolable dolor de, en realidad, no haber sido jamás.
Todo eso arrastra al matrimonio protagonista de la obra a un crescendo de reproches, palabras con filo, estocadas verbales que buscan el corazón, producto de una realidad que los transforma en enemigos íntimos, que los hace caníbales ávidos de alimentarse no de la carne del otro, sino de sus sueños, su misma alma.
Solo queda, al fin de tanta pena y tanta herida, el viejo y querido AMOR, ese vínculo humano tan castigado a veces, que unirá a la pareja protagonista más que el espanto que amenazó con separarlos.
La puesta en escena vacía de artificios y plena de cotidianos detalles, se basa (y bien que hace) en las excelentes actuaciones de Laura Manzaneda y Daniel Loisi, quienes apuntan al realismo y no le erran, brindando una mirada íntima y no carente de humor a la vida de estos 2 seres tan queribles.
¿Cómo no terminar amando a este hombre que vive recordando, añorando sus viejas hazañas deportivas e incluso amatorias? Pálidas fotos de un pasado mejor que sobreviven impresas en su mente, que lo aíslan, lo abrigan, lo salvan (por un tiempo al menos) de los males de este mundo material, del hoy cada vez más duro que transita enfundado en su vieja camiseta número 9 como si se tratase de una armadura hecha de sueños gastados, sumido en la lectura de ordinarios suplementos deportivos como quien consulta las sagradas escrituras, mientras evoca quijotescas hazañas futboleras en polvorientos campos de juego, oyendo el eco de lejanas ovaciones, reliquias de una gloria alimentada a fuerza de sangre, sudor y patadas.
Es memorable y dolorosa de ver su transición en apenas instantes de ídolo habitante de un imaginario Olimpo a simple hombre doblado por el peso de sus hombros cargados de derrota y enfrentado a la irreversible decadencia.
Y como no darle un espacio en nuestro corazón a la esposa devota y doliente, sufrida por partida doble, porque carga con el sufrimiento de quien pasa necesidades y porque además sufre al saberse en la triste e indeseada tarea de ser la encargada de destruir el castillo de naipes de ilusión de su cónyuge con el duro mensaje del hambre, pasando del papel de víctima de su propia realidad al de victimaria de fantasías ajenas ¿quién quiere matar los sueños de la persona que ama, por más falsos o tontos que estos sean?
Semejante conflicto interno queda reflejado en su rostro y su actitud corporal a medida que la acción transcurre y las cartas van quedando fatalmente sobre la mesa, sin posibilidad de vuelta atrás, mientras desde el rincón de las utopías vuela la toalla triste y final que pone fin a la farsa.
En resumen, si de algo no nos deja con hambre “Los Hambrientos del Sur” es de TALENTO, al poner sobre la mesa, como si de deliciosos manjares se tratara, el excelente texto de Hugo Asencio, duro al hablar de la realidad social de aquellos a los que el neoliberalismo olvida o descarta y esperanzador al mostrarnos como aun tienen fuerzas para luchar, las actuaciones soberbias y una dirección ( a cargo también de Daniel Loisi ) experta y exacta, hija de su sobrada experiencia, y que le da a la obra el tono adecuado, el sabor imperecedero para el paladar del espectador , sin apelar a la sal del melodrama ni a la edulcorada indulgencia.
CICLO "TEATRO DESOCUPADO"
Lunes 9 de octubre 20.30Hs. Teatro La Máscara. Piedras 736.
"LOS HAMBRIENTOS DEL SUR" de Hugo Asencio.
Con Laura Manzaneda y Daniel Loisi.
Dirección: Daniel Loisi
Asistencia de Dirección: Tatiana García
Lunes 9 de octubre 20.30Hs. Teatro La Máscara. Piedras 736.
"LOS HAMBRIENTOS DEL SUR" de Hugo Asencio.
Con Laura Manzaneda y Daniel Loisi.
Dirección: Daniel Loisi
Asistencia de Dirección: Tatiana García
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En todos los casos, la entrada es muy popular: sólo $ 50.
NO SE LO PIERDAN !!!
Ésta recomendación es para que apoyemos el Arte Teatral en tiempos donde el sector artístico del circuito no comercial, está muy perjudicado por las lamentables políticas de ajuste que l@s afectan.-
NO SE LO PIERDAN !!!
Ésta recomendación es para que apoyemos el Arte Teatral en tiempos donde el sector artístico del circuito no comercial, está muy perjudicado por las lamentables políticas de ajuste que l@s afectan.-
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